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Reportaje:

"No tengo nada que demostrar"

Hamilton se defiende de las críticas por sus errores de principiante en algunas carreras

Hace aproximadamente medio año, Lewis Hamilton luchaba en el Gran Premio de Brasil para defender sus opciones de ganar el título mundial de F-1. Era su primer año en McLaren y en la máxima categoría del automovilismo, pero llegó a la última carrera con cuatro puntos de ventaja sobre su compañero de equipo Fernando Alonso y siete sobre el finlandés Kimi Raikkonen, número uno de Ferrari. Hamilton lo tenía todo de cara, pero lo perdió todo, víctima de su falta de experiencia y de su excesiva ambición. El título voló a manos del finlandés y McLaren se marchó de Sao Paulo con la cabeza gacha.

Liberado de la presencia de Alonso en McLaren, Hamilton pareció respirar tranquilo al comienzo de esta temporada. Las trifulcas internas en la escudería británica habían terminado y el inglés se sentía seguro de sí mismo y de sus posibilidades de luchar de nuevo por el título. Sin embargo, en la quinta carrera del campeonato, el Gran Premio de Turquía que se disputará este domingo, muchos de los que echaban flores a su paso por el paddock se cuestionan sobre si realmente se las merecía. "Algunas personas han puesto en duda mi dedicación, mi capacidad para pilotar", comentó el inglés en un acto promocional de Vodafone, en el que salió volando de un gran caballo de madera, emulando la batalla de Troya. "No soy Supermán, pero creo que tengo un talento especial que me concede la capacidad necesaria para poder ganar el título. Cuando todo esté solucionado en el coche, cuando logremos la puesta a punto ideal, será tan rápido como el que más y podré demostrar mi calidad".

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El nuevo McLaren MP4-23 no es, por el momento, lo que todo el mundo esperaba. Y cada vez parece más claro que la ausencia de Alonso no ayuda, precisamente, a evolucionarlo. Eso es cierto. Está bastante por detrás de Ferrari en cuanto a prestaciones. Pero sigue siendo el segundo, el único que hasta el momento puede cuestionar la hegemonía de los monoplazas rojos. Sin embargo, no todo lo que le ha ocurrido a Hamilton ha sido por culpa del coche. Ni mucho menos. Tras su primer triunfo en Australia -donde los Ferrari rompieron el motor-, Hamilton no subió al podio en las dos siguientes carreras y sólo recuperó su status lógico, es decir, el tercer puesto, en Montmeló, lo que le permitió mantenerse en segunda posición del Mundial, pero ya a nueve puntos de Raikkonen.

Eso no es lo que se esperaba de él. Y, menos aún, teniendo en cuenta que sus dos fiascos se debieron básicamente a errores que le son imputables. En Malaisia fue penalizado con cinco posiciones en la parrilla de salida porque iba tan lento en la Q3 que perjudicó a Heidfeld y a Alonso cuando éstos daban su última vuelta rápida. ¡Y no se apartó! Después, es cierto que en su primer repostaje se rompió una tuerca de una rueda y acabó de destrozar su carrera: terminó quinto. Pero lo peor se produjo en Bahrein. Partía en tercera posición, pero tuvo que apretar el botón anticalado para evitar que se le parara el coche, en un claro error del piloto. Y después, cuando intentaba remontar, tocó dos veces por detrás el Renault de Alonso hasta que tuvo que entrar a cambiar el morro. Acabó 13º.

"En una temporada te enfrentas a toda clase de dificultades", aseguró Hamilton, de 23 años. "En Bahrein tuve una mala carrera en la que cometí un error y, de repente, todo el mundo comienza a hacer suposiciones. Sí, tuve un error. Pero no creo que se me pueda juzgar sólo por eso. Seguro que Nelson Mandela sigue cometiendo errores a sus noventa y tantos años. No creo que deba demostrar nada a nadie. La gente sabe lo que puedo hacer y mi equipo también". Pero no esconde una cierta frustración por el error que cometió y por la respuesta que ha provocado. "Cuando fallas, la sensación de decepción te llega mucho más hondo. Pero recuperarme de un golpe así me hace más fuerte. Y puedo hacerlo. Ya lo demostré en Australia, donde gané en la primera carrera del año tras haber perdido en la última de 2007 el título mundial".

Hamilton, ayer en un acto publicitario en Estambul.
Hamilton, ayer en un acto publicitario en Estambul.AP

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