"Vuelvo locos a los jóvenes"
He Zhi Wen, 'Juanito', figura de la selección española de tenis de mesa, afronta la cita olímpica con 46 años y un estilo antiguo
Ajenos a la solana que hace hervir las calles de Granada, cuatro promesas mundiales del tenis de mesa se afanan, golpe va, golpe viene, en el pabellón situado bajo la grada abandonada del estadio de la Juventud. A su lado, un señor a punto de cumplir los 46 años, dolorido, y de rasgos chinos, no para de echarse las manos a la espalda. "¡Son máquinas! ¡Pegan a la bola a 200 kilómetros por hora! ¡Pum, pum, pum! Para ver es muy bonito, pero yo ya no estoy para esos trotes. Si juego así pierdo seguro", exclama He Zhi Wen, que cogió una pala por primera vez 40 años antes, poco después de la muerte de su padre. Más conocido como Juanito, el palista del CajaGranada será probablemente el español -llegó en 1990 y se nacionalizó en 1996- más veterano en los Juegos de Pekín. "Pero no seré el mayor, ¿verdad? Será alguno de tiro", adelanta. Pues no. El abuelo de la cita asiática será Hiroshi Hoketsu, un jinete japonés de 67 años.
La treintena de rumanos que ha okupado el polideportivo de enfrente no tiene ni idea de que, a sólo unos metros, más allá de los hierbajos de la pista de atletismo, todos los días menos los miércoles He Zhi Wen se prepara a conciencia para sus segundos Juegos. En Atenas, hace cuatro años, fue eliminado en segunda ronda. "¿Y quién es ese Jua-ni-to?", pregunta jactancioso Nicolae. "Juanito es alguien muy especial", replica Zhan Dongping. "Es el único que a su edad puede competir en la élite", prosigue el seleccionador español, que también entró a los 12 años en el Centro de Alto Rendimiento de Hangzhou.
Allí, de sol a sol, compartió unas jornadas durísimas con su paisano. "Era como estar en el Ejército. A las 6.15 nos despertaban con un silbato. Desayunábamos y nos entrenábamos otro par de horas. Luego estudiábamos un rato, comíamos arroz y de vuelta a las mesas de ping-pong. Nos acostábamos sobre las diez de la noche... Y así una y otra vez", recuerda Juanito, que sentencia: "Los occidentales no son capaces de igualar la capacidad de sufrimiento del pueblo chino".
"Estoy de acuerdo", asiente Inocencio Corral, secretario del CajaGranada, en uno de los despachos del club, situado en una especie de hangar pintado hasta el techo con un color verde militar. "¿Sabe que los días de partido se encierra en una habitación para concentrarse?", cuenta Corral. "Es un orgullo tenerle aquí. Año tras año, hay que seguirle convenciendo de que aguante otro. Lo hace porque vive para esto", añade Roberto Casares antes de salir pitando a una reunión crucial. El gerente del conjunto andaluz -disputó los Juegos de Barcelona 92 en calidad de invitado, ya que España era la anfitriona- se desvive por un campo de entrenamiento más moderno. "No somos unos mindundis. Llevamos tres temporadas seguidas alcanzando las semifinales de la Champions. Aquí hay muchas horas de trabajo", sacan pecho en la entidad.
"El dinero es importante, pero sin voluntad no hay nada", apostilla Vladímir Choubine. "Y en eso nadie supera a Juanito. A su edad, los chinos ya están hartos de trabajar. A él le pasa al revés", expone el entrenador del CajaGranada. Cinco años mayor que el palista chino, se relame cuando desmenuza su estilo de juego: "Ahhh... Su especialidad son los defensivos, los que se dedican a devolver la bola. Pero con Juanito no pueden. Sabe cómo ganar un punto, es un estratega que está programado de antemano. Jamás pierde los nervios".
"Cada día golpeo unas mil bolas, en series de 60. Y llevo 40 años en esto, así que calcule", sonríe Juanito. "Lo normal es que resuelva los puntos en dos o tres toques. Pero ha llegado a aguantar 65 intercambios con Wan Hao, un top ten", dice Víctor Sánchez, campeón de España el año pasado y sparring habitual de Juanito. "Su estilo ya no se enseña. Está obsoleto. Saca lanzando muy alto la bola, con lo que el contrario no sabe si irá paralela o cruzada", se admira Manuel Núñez, presidente de la federación. "Les sorprendo y aprovecho la fuerza que le imprimen a la pelota... Les muevo y, como mi segundo golpe es de calidad, mato el punto", dice Juanito, que esta campaña ha derrotado tres veces al campeón olímpico, el surcoreano, Ryu Seung Min, 20 años más joven. "Encima es zurdo, y bloquea que no veas. No hay nadie como él entre los 500 primeros del ránking", añade Sánchez, canterano del CajaGranada, antes de acompañar a Juanito a un colegio para promocionar las bondades del tenis de mesa.
"¿Qué les cuento a los críos? Que tienen que valorar lo que tienen. A su edad sólo descansaba los domingos; en vez de a las 6.15 nos levantábamos a las 8.00", interviene Juanito, mientras se coloca el parche que lleva pegado en la zona lumbar. "Confía mucho en la medicina tradicional de su país. El látex suelta poco a poco unas sustancias energéticas", explica Miguel Ángel Gallo. "Esa mezcla de analgésicos y antiinflamatorios funciona: relaja la musculatura", abunda el asesor médico de la federación.
"Es que tengo la espalda cansada. Vengo de una gira por Brasil y Chile, donde jugaba varias veces al día", se justifica Juanito, al que a veces se le sobrecarga la pierna izquierda, donde tiene un nervio pinzado. Por eso se somete a los masajes de Miguel Fernández los martes y los jueves. "Los Juegos no le pasarán factura. Será un partido diario... Se podrá recuperar", resta trascendencia Choubine. El técnico ruso reconoce que su jugador cada vez "se entrena menos horas. Economiza sus fuerzas. ¡Si no sería Superman!". "Pero se aplica tanto que en los partidos ronda las 180 pulsaciones por minuto", añade. "Algunas tardes se viene con su hija mayor, He Yuting, campeona de Andalucía a sus 14 añitos, y los días de partido se viene a ensayar el saque dos horas antes", observa Corral. "Juanito no deja nada al azar: si gana un set, de los once puntos ocho los hace con el servicio", matiza Casares.
"Lo mío es un entrenamiento-control. Me administro. Cuando no me entreno estoy en casa con las niñas o jugando al póquer chino". "Igual entonces se relaja tomando una copita de vino tinto", se ríen en el CajaGranada. Juanito no se priva de nada: "Antes tomaba más cerveza, pero los gustos cambian con la edad", se ríe. También le privan el pan con tomate, el gazpacho y el jamón serrano. "Parecerá frívolo, pero es un profesional. En dos años se ha mantenido en el mismo peso", le alaba Choubine.
La vieja escuela también tiene sus manías. "Su pala es sagrada. Ni se la mires. Se rumorea que ni siquiera la factura cuando viaja en avión. No se separa de ella", dicen en la federación. Y eso que no es de última generación. El palista asiático se la compró a un muchacho "hace años por 500 pesetas. Es una madera muy buena. ¡De Galerías Preciados!".
"Es un ejemplo más de su sencillez. ¿Sabe que a veces dormíamos encima de la mesa de ping-pong? Poníamos unos colchones encima y ¡hala!", exclama Zhan. "Vuelvo locos a los jóvenes. Yo antes también gritaba y gesticulaba... Pero respetaba a los mayores. Así que me gusta moverles. Hacerles putaditas", dice pícaro Juanito. Cuando le citan el refranero popular, aquello de que "Más sabe el diablo por viejo que por el diablo", confuso, arquea las cejas: "¿Y quién es ése?".
He Zhi Wen
- Apodado Juanito, nació el 31 de mayo de 1962 en Huang Yan (China).
- Disputa dos meses la Bundesliga tras jugar con la selección asiática.
- Llega a Granada el 2 de enero de 1990, donde pensaba quedarse tres años como mucho.
- Esta temporada ha ganado en tres ocasiones al campeón olímpico, el surcoreano Ryu Seung Min.
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