El arte emergente se despliega en la Bienal Cristòfol

"Es una apuesta de presente mirando al futuro". Así definió Gloria Picazo, directora del Centro de Arte La Panera de Lleida, la Bienal de Arte Leandre Cristòfol -que concibió e impulsó hace ya 10 años- durante la inauguración de su sexta edición.

Los visitantes pueden participar en una obra de 'mail-art'

Las piezas se sitúan en las fronteras entre arquitectura, arte y diseño

Esta edición coincide con el centenario del nacimiento del artista que inspiró su creación. Las pautas que se marcaron al principio -invitar a un reducido número de artistas, presentarlos con miniexposiciones y adquirir una obra de cada uno para ir conformando una colección- han superado el juicio del tiempo. "La bienal nació para paliar la falta de un coleccionismo público estructurado y el desinterés generalizado de las administraciones catalanas, que con la puesta en marcha del Macba en 1995, le dejaron toda la responsabilidad de crear una colección de arte contemporáneo en Cataluña", explicó la directora.

Picazo puso en marcha la bienal, antes de que La Panera existiera, inspirándose en el modelo desarrollado en Francia por el FRAC (Fondo Regional de Arte Contemporáneo), que se encarga de coleccionar arte contemporáneo local, nacional e internacional, pero también de llevar a cabo una tarea continuada de difusión y educación.

A los 10 años la fórmula ha dado sus frutos y, gracias a las adquisiciones vinculadas a la bienal, el Ayuntamiento de Lleida ha conseguido reunir una colección de un centenar de obras de artistas catalanes y españoles. "Una colección que ya tiene vida propia", afirmó Picazo, en alusión a su primera presentación internacional en el centro de arte contemporáneo La Centrale Eléctrique de Bruselas, el verano pasado.

La bienal se centra en artistas que trabajan en la intersección entre arquitectura, arte y diseño. Este año son nueve: Manu Arregui, Basurama, Karmelo Bermejo, Curro Claret, Daniel Chust Peters, Regina de Miguel, Pauline Fondevila, Valeriano López e Ignacio Uriarte. "Trabajamos con creadores jóvenes, que, sin embargo, ya tienen una trayectoria consistente. Preferimos presentar obras significativas que no se conocen en vez de producir piezas nuevas", indicó Picazo, quien se encarga personalmente de la selección de los artistas, mientras que para las adquisiciones cuenta con el asesoramiento de Teresa Blanch, Manel Clot, Luis San Martín y Jesús Navarro.

En esta edición se han podido adquirir obras de todos los artistas gracias a un presupuesto de 60.000 euros. Además, el evento cuenta con el patrocinio del Colegio de Arquitectos y la Fundación Ferreruela, que han financiado, respectivamente, una fotografía de un cementerio de neumáticos del colectivo madrileño Basurama y una pintura acrílica de gran formato de Regina de Miguel.

Entre lo expuesto, destacan las íntimas reflexiones de la anciana protagonista digital del vídeo Querer sin recompensa, de Arregui, y las piezas de Uriarte, esculturas realizadas con materiales de oficina, memoria de su pasado como administrativo de una multinacional, con los que consigue texturas extrañamente orgánicas.

Otras de las adquisiciones son la conocida Calaixera del diseñador Curro Claret, hecha de cajas recicladas; la reconstrucción en miniatura del estudio de Daniel Chust Peters; la mesa pintada de Pauline Fondevila, y un vídeo de Valeriano López, que actualiza el cuento del Flautista de Hamelin con unos niños inmigrantes atraídos por el engañoso sueño de un futuro mejor. Cierran las compras de esta edición dos fotografías y una pequeña obra que constituyen la memoria de la acción artística de Karmelo Bermejo titulada Aportación matérica para la estatua. Diez kilos de bronce fueron añadidos a la estatua del Lehendakari Aguirre.

Además, la colección completa de la revista-objeto LALATA, que se exhibe en el apartado dedicado a las publicaciones especiales e insólitas, instituido en la bienal de 2004, pasa a formar parte de la Mediateca de La Panera, donde ya se encuentra la serie completa de otra publicación anómala, La Más Bella.

En esta edición se presenta también una amplia selección de postales realizadas por artistas, que reivindican las potencialidades comunicativas de este soporte. En este apartado se encuentra el único proyecto concebido expresamente para esta bienal, Acción común, de Belén Cueto, que consiste en la edición de 1.500 postales blancas que los visitantes están invitados a intervenir como quieran y a reenviar al centro, contribuyendo así a una obra de mail-art colectiva.