Cómo crear futuros conductores de BMW

Al fabricante automovilístico BMW no se le puede negar que piensa en el corto y el largo plazo. La compañía alemana comercializa una línea de productos para niños que, aunque acabe por constituir un negocio per se, tienen como objetivo final crear la imagen de marca al público infantil para que, llegados a la edad adulta, tengan BMW tan interiorizado que, irremediablemente, sean clientes de la casa de coches de lujo.

Para enamorar a esos compradores del futuro, la compañía lleva años comercializando todo tipo de productos, desde osos y coches de peluche hasta trineos, pasando por bicicletas y coches de pedales y baterías que llegan a emular a los reales.

"Se trata de que el niño, desde pequeño, se familiarice con el logo de BMW, que lo vea cuando va en el coche con su padre, y que al cabo de los años sea él mismo el que se compre el coche o la moto", explican fuentes de la compañía en España.

Y las ventas no van mal. La compañía coloca en el mercado casi 3.000 peluches al año y más de un millar de coches Baby Racer, estos últimos, a 97 euros, así como un centenar de bicicletas (Junior Bike), con un precio de 390 euros, entre otros productos.

Los esfuerzos en el marketing infantil se multiplican en las empresas de gran consumo porque todos los estudios coinciden en que los niños son los que deciden buena parte de la cesta de la compra. Pero también influyen en las adquisiciones de más importancia.

Los niños mueven, en definitiva, millones de ventas. No en vano, entre las 10 primeras marcas mundiales destacadas por la firma Interbrand en 2007 figuran varias como Coca-Cola, Microsoft, Nokia, McDonalds o Disney, para las que el público infantil o adolescente es muy relevante.