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Columna
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La cólera de Dios

Cuando Dios se cabrea, tiembla el misterio, según narra la Biblia con pelos y señales. Da la impresión de que ahora mismo está rodando Werner Herzog en Madrid Aguirre, la cólera de Dios. La presidenta de la Comunidad está en pie de guerra para reclutar liberales a la conquista de El Dorado, país de ficción donde sólo hay una mano, la derecha. Está cabreada doña Esperanza, o eso intenta transmitir. Nadie sensato se pone en pie de guerra si no hay un cabreo soberano por medio. Total, que los madrileños, y España entera, vamos a presenciar en los próximos meses un culebrón tan escabroso como los de la tele, o más. Hay un brillante antagonista: nada menos que el alcalde de la capital, hombre gallardo con mano izquierda, pero no zurdo, en absoluto. Parece que don Mariano se rajó, y vaya usted a saber. Pero él es gallego. Hablamos de Madrid.

El espectáculo que ofrece la derecha madrileña, y la otra, tiene bastante que ver con la Italia de los Borgia, con Psicosis y con ¿Qué he hecho yo para merecer esto? Pudiera ser una película conjunta de Hitchcock y Almodóvar, con música de chachachá, aunque es seguro que Esperanza sabe bailar otros ritmos. Sabe, por ejemplo, cantar motetes para el cardenal Rouco Varela. Es muy lista y sabe que se tiene que aliar con la parte más monolítica de la Iglesia católica, con la cual es mejor no toparse. En definitiva, es una dama de armas tomar. Pero no exhibe en público la cólera; solamente la insinúa como globo sonda acaramelado.

Lapsus de Aguirre cuando era ministra de Cultura: llega a Barajas Saramago, Nobel de Literatura. Ordena que se honre oficialmente a "doña Sara Mago". Así es la cólera de Dios, al menos en Madrid.

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