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Reportaje:CITROËN C5 2.0 HDI S | PRUEBA

Un familiar muy cómodo de estilo deportivo

Sigue el cambio de rumbo en Citroën, y el nuevo C5 lo confirma. La berlina francesa rompe con la imagen anodina del modelo anterior y apuesta por un estilo deportivo inspirado en rivales exclusivos como los Audi A4 y BMW Serie 3.

La renovación afecta también a la calidad y la presentación, e incluye un interior vanguardista, un equipo de seguridad a la última (siete airbags, uno de rodilla) y las bazas clásicas de Citroën, como el confort de la suspensión, una gama con cuatro motores diésel y unos precios ajustados: desde 22.040 euros (1.8 de 127 CV).

El C5 mide 4,78 metros y, junto al Mondeo y el Passat, es una de las berlinas medias más grandes.

Inspiración germana

El C5 es la berlina media de Citroën y adopta una línea más deportiva inspirada en los modelos de las marcas alemanas de prestigio. El cambio de estilo llega también en el interior, mucho más vistoso y con una calidad de acabados notable. Destaca sobre todo por su finura y comodidad, tiene una nutrida gama de motores turbodiésel y un completo equipo de seguridad, con siete 'airbags' y ESP de serie. Además, se mantiene entre las propuestas más asequibles en su tamaño.
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Confort y suavidad

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Lo más llamativo de este coche es su estilo deportivo, que contrasta con la tradición estilística de la marca. El frontal con la parrilla de dos aspas se identifica con Citroën, pero aplica unas formas más redondeadas que se repiten en la zaga y recuerdan a Audi. En cambio, los nervios de las puertas, las aletas y el borde del capó trasero se inspiran más en BMW y acentúan su carácter. Pero todo combina en armonía y el conjunto presenta una imagen elegante de trazos sensuales y con suficiente personalidad.

La mejora en la calidad se refleja en los ajustes de la carrocería, muy precisos, y en una aerodinámica impecable (CX: 0,30). Sin embargo, aunque aplica el aluminio en el capó delantero y otros elementos, pesa 80 kilos más que el C5 anterior, lo que penaliza un poco el consumo y las prestaciones.

Cambio completo en el interior

El diseño y la presentación interior suponen un gran salto de calidad y sitúan al nuevo Citroën entre las berlinas medias más elegantes y mejor elaboradas. Destaca el salpicadero, con unos trazos suaves y fluidos, plásticos mullidos de tacto y aspecto muy cuidados, y una instrumentación impecable. Y lo mismo sucede con los materiales, ajustes y acabados, que crean un ambiente moderno y acogedor a la altura de los coches más exclusivos de su tamaño.

La habitabilidad, en cambio, no está a la misma altura. Las plazas delanteras son amplias, pero atrás tiene incluso menos espacio para las piernas que el anterior C5, faltan huecos para objetos y el maletero tampoco sorprende. En cambio, impresiona el tacto exquisito de todos los mandos y la comodidad del conjunto, porque está muy bien insonorizado y, tanto con la suspensión normal como con la neumática Hydractive III+, viaja deslizándose de puntillas sobre el asfalto con un funcionamiento silencioso y muy refinado.

Siete motores y dos carrocerías

Otra ventaja del C5 es la variedad de la gama. Hay dos carrocerías, berlina y Tourer o familiar (1.000 euros más), y siete motores, tres de gasolina y cuatro turbodiésel (ver cuadro izquierdo). Y se ofrecen en cuatro acabados muy completos. El Collection (base) incluye ya siete airbags, ABS, ESP, climatizador, ordenador de viaje, radio-CD con MP3, control de velocidad, bluetooth y todo lo habitual. El Premier y el S cuestan igual, pero mientras el primero añade la suspensión Hydractive III+, sensores de lluvia y faros, y otros detalles, el S mantiene la suspensión de acero y suma unos asientos más deportivos y llantas de aleación de 17 pulgadas. Por último, el Exclusive lleva sensores de presión de ruedas y aparcamiento trasero, asientos delanteros eléctricos y tapicería de cuero y tela.

Conclusión

El C5 es un familiar moderno de estilo deportivo y con un interior original y refinado. Tiene una amplia gama de motores, un buen equipo de serie y precios ajustados. Pero su argumento diferenciador es la suavidad y el confort, porque se conduce con el mínimo esfuerzo, mima a sus pasajeros y es muy estable y seguro.

MUY BIEN PRESENTADO

La presentación interior, la calidad de acabados y el confort son algunas de las mejores armas del C5, y crean un ambiente muy elegante, a la altura de las berlinas medias más refinadas. El diseño suave y fluido del salpicadero reúne con gusto todos los elementos; los plásticos blandos tienen calidad y los listones metalizados realzan el conjunto. El volante es como el del C4, lleva el escudo central fijo para que gire sólo el aro, y los mandos de los accesorios, integrados, aunque algunas teclas son pequeñas y cuesta localizarlas. Y destacan también los asientos deportivos del acabado S: son cómodos y sujetan bien el cuerpo. Las plazas traseras tienen una banqueta bien resuelta y un apoyabrazos central bien aprovechado, con guantera y dos posavasos. Pero el espacio para las piernas no es de los mejores y faltan huecos para objetos, sobre todo delante: tiene unas bolsas pequeñas en las puertas y el cofre del apoyabrazos, y apenas añade una repisa para el móvil junto al freno de mano. El maletero tampoco es de los más grandes: 439 litros con rueda de repuesto normal y 477 con kit antipinchazos, pero se amplía plegando los respaldos y está bien rematado. La zaga no incluye portón y recuerda al Audi A4, aunque con el borde del capó sobresaliendo como en algunos BMW.

UN BUEN COMPETIDOR

El C5 mejora la calidad del modelo anterior e incluye un equipo de serie superior, pero mantiene unos precios competitivos. Su rival más asequible es el 407, que monta el mismo motor y cuesta casi 1.500 euros menos. Incluye también siete airbags y un equipo de serie similar, aunque sin bluetooht. Pero es más veterano y no ofrece un tacto tan suave ni un interior tan silencioso. El Mondeo es 400 euros más barato sin control de velocidad ni sensores de lluvia y faros, aunque el asiento del conductor se regula eléctricamente en altura. Y el Laguna cuesta igual con un airbag menos, pero suma el botón de arranque, los reglajes eléctricos del asiento del conductor y tres años de garantía. El Passat es casi 600 euros más caro con seis airbags. Y los sensores de lluvia y faros (265 euros) y el volante con los mandos integrados (185) se pagan aparte.

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