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Reportaje:Masters de Augusta

Jiménez vuela más alto que nunca

El malagueño se luce con dos grandes golpes y concluye octavo, su mejor clasificación

Juan Morenilla

Miguel Ángel Jiménez estuvo a punto de poner en un aprieto a los organizadores del Masters en el hoyo 13 (un par-5) el segundo día. A 213 metros de la bandera, cogió la madera 5 de la bolsa y conectó un golpe que se quedó a escasos centímetros del albatros, un tres bajo par que no está contemplado en el enorme panel de resultados de Augusta. Nadie cree posible embocar en sólo dos golpes en un hoyo pensado para cinco. Ni siquiera los mejores pegadores. Pero Jiménez lo rozó y se ganó los aplausos de admiración de los aficionados. "Mira, pisha", explicaba mientras se encendía un puro tras la jornada; "le di perfecto, vi volar la bola y sabía que era muy buena. Fue una pena que no rodara un poco más y entrase". Así se quedó a un suspiro de volver a hacer un albatros después del que logró en 1994 en Valderrama, donde una placa en la salida del hoyo 17 recuerda todavía su acierto.

El golpe, al menos, le sirvió para pasar el corte y poder acabar su décimo Masters desde que debutara en Augusta en 1995 y en la mejor de sus posiciones, la octava -había sido el noveno en 2002-. Los focos se los han llevado otras veces José María Olazábal, por sus dos chaquetas verdes, en 1994 y 1999, y Sergio García, por las promesas incumplidas de un triunfo en un grande, pero Jiménez ha sido el único español que ha resistido hasta el final. Su última tarjeta, 68, fue la mejor de los cuatro días y concluyó con 287 en total, uno bajo par.

Jiménez fue seguido por su particular troupe, un grupo de 12 personas, incluida su esposa, Montse, con el que ha compartido casa. "Me preguntó si tenía algo que hacer esta semana y aquí estoy. Le gusta rodearse de los suyos. Imagínate el ambiente y el cachondeo. Somos 13", explicaba ayer Pascual Jiménez, uno de sus compañeros de viaje.

Por eso ha decidido el malagueño aparcar los largos viajes a Estados Unidos -participa en los tres grandes norteamericanos y poco más- y centrarse en el circuito europeo: viajes más cortos, mejor ambiente y la posibilidad de volver a casa con su familia si no pasa el corte.

Jiménez remontó tras una primera jornada de pena (+5) gracias a sus golpes largos. En el hoyo 13 del segundo día acarició el albatros y ayer se apuntó otro eagle (dos bajo par) en el 7 (un par-4) al embocar desde la calle. "¡Qué grande!", le aclamaron sus amigos. Olazábal, ya eliminado, le había seguido el día anterior bajo la lluvia. "Que te vas a mojar", le dijo el pisha. "Da igual", le respondió Olazábal; "es un honor seguirte".

Miguel Ángel Jiménez se protege de la lluvia entre golpe y golpe.
Miguel Ángel Jiménez se protege de la lluvia entre golpe y golpe.AFP

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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