A sus pies
María Antonieta estaría orgullosa. Los ecos de su empolvado estilo no sólo nos llegan a través de los museos, con la exposición del Grand Palais de París. La cineasta Sofia Coppola utilizó el calzado para hacer guiños pop en su película sobre la reina francesa, colando unas zapatillas Converse en algún plano fugitivo. Pero no era difícil imaginar que otros utilizarían un soporte tan fetichista para homenajear su delicada frivolidad. Esta primavera abundan los zapatos de ornamentación profusa, cargados de lazos, puntillas y detalles florales. Lo ha hecho Marc Jacobs en Louis Vuitton. Miuccia Prada llega hasta el extremo de jugar con los tacones hasta que parezcan tazas sacadas de un delirante juego de porcelana. Entre las que se apuntan a la recreación más literal, una española, Mónica García. Propone pompones sobre telas estampadas con imágenes florales, de aves o escenas de orden mitológico, en plan Toile de joie. Son las escenas elegidas por la diseñadora para vestir los pies con sandalias planas y salones de moderado tacón. Todo muy delicado, muy rosa y malva, muy femenino, muy Versalles.
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