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Crónica:31ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Atlético es un exceso

Los rojiblancos golean al Almería, que remontó dos veces y jugó 50 minutos con nueve

El único equipo capaz de pasar de la gloria al fracaso (y viceversa) siete veces en 45 minutos logró ayer una estruendosa victoria y acabó entre la juerga general tras lograr seis goles, seis, cifra a la que no llegaba desde hace una década. Se lo pasó en grande el Atlético a costa de un Almería que se mantuvo en pie hasta que no pudo más, esto es, hasta que se quedó con nueve jugadores. Con ser indiscutible el triunfo rojiblanco, no lo es menos que no supo imponerse hasta que el Almería estaba arruinado. Sólo entonces dejó de sufrir.

Hay ratos en los que el Atlético está de broma. Ratos en los que su fútbol es una impostura. Son momentos en los que queda en manos de su defensa, de sus centrales para más inri. Y, entonces, todo lo bueno que hacen los buenos, los Agüero, Forlán y compañía, se difumina. Y el equipo deja de ser un equipo para convertirse en un chiste. Un chiste soez, además. ¿Y qué si a los dos minutos ha conseguido un gol? ¿Y qué si a los cuatro el rival se queda con diez? ¿Y qué si a los cinco marca el segundo?

ATLÉTICO 6 - ALMERÍA 3

Atlético: Abbiati; Antonio López, Pablo, Perea, Pernía; Maxi, Raúl García (Cléber, m. 61), Camacho (De las Cuevas, m. 71), Simão (Reyes, m. 70); Forlán y Agüero.

Almería: Diego Alves; Bruno, C. García, Pulido, Mané; Ortiz (Uche, m. 75), Melo (Iriney, m. 74), Juanito, Soriano (Aitor, m. 46); Crusat y Negredo.

Goles: 1-0. M. 2. Antonio López. 2-0. M. 5. Forlán, de penalti. 2-1. M. 11. Melo. 2-2. M. 17. Ortiz. 3-2. M. 33. Simão. 3-3. M. 37. Negredo. 4-3. M. 45. Simão. 5-3. M. 54. Agüero. 6-3. M. 70. Agüero.

Árbitro: Pérez Burrull. Expulsó con la tarjeta roja directa a Pulido (m. 4) y por doble amarilla a Juanito (m. 40). Amonestó a Agüero.

Unos 54.000 espectadores en el Calderón.

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"Todo fue muy raro"

Porque puede ocurrir, y ocurre, que el Almería de turno, un equipo magníficamente hecho diga lo que diga el marcador, remonte un 2-0 en poco más de cinco minutos y con 10 jugadores. Y que domine, y se luzca, entre la incredulidad, y el enfado, de la grada. ¿Y qué si, de repente, el Atlético se escapa del purgatorio y marca por un garrafal fallo del portero rival? Porque puede ocurrir, y ocurre, que el Almería de turno siga a lo suyo, tocando, enhebrando un fútbol de mucha más alta costura del que corresponde a un equipo de nulo pedigrí. Y que vuelva a empatar, firmando tres goles en un suspiro y, además, con 10.

Todo ello sucedió en 40 minutos, que fue lo que duró el duelo como tal. Porque en ese momento Juanito arrolló a Maxi y vio la segunda amarilla. Y la roja de turno. Y con nueve se quedó el Almería. Que murió, claro.

Hasta que Juanito perdió el norte, y los frenos, pasaron muchas cosas. Antonio López tocó su primer balón y mandó una falta a la escuadra. Se desató el Atlético y hasta el área se coló Agüero, derribado por Pulido. Vio éste la roja y Forlán marcó el penalti. Cinco minutos se llevaban, 2-0 ganaba el Atlético. Pero llegó el turno de sus defensas. Mal asunto. Un centro desde la banda, Perea que no llega, Pablo que quién sabe y Melo que fusila desde el área pequeña. Nadie tuvo la culpa, sin embargo, del empate, un chutazo de Ortiz que se fue a la escuadra. Eran momentos en los que Negredo sembraba el pánico en la retaguardia del Atlético. Pero Simão lanzó una falta desde 30 metros y al casi siempre infalible Alves se le doblaron las manos.

De norte a sur viajaba el choque cuando en un córner se armó un barullo que nadie supo desactivar y que empujó de cabeza Negredo. Pero se desbocó Juanito y el cielo se le abrió al Atlético. Simão, de tiro raso, hizo el 4-3 y, a la vuelta del descanso, Agüero se agigantó para cabecear un córner, primero, y empujar después un centro de Reyes, que jugó, prueba irrefutable de que el Atlético luchaba contra nueve y estaba de fiesta.

Agüero se lleva el balón ante Bruno y Carlos García.
Agüero se lleva el balón ante Bruno y Carlos García.SANTI BURGOS

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