La afición se revuelve contra Laporta
Pañolada de la hinchada tras un partido en el que un voluntarioso Barça estrelló tres remates en los palos del Getafe
"¡Al loro!", clamó Laporta ante los peñistas; "todavía hay Liga". El marcador del Camp Nou desmintió al presidente del Barcelona. La grada se tiñó de blanco por vez primera contra la actual junta y la bronca de la hinchada fue monumental pese a que sólo había media entrada en el estadio. No es que los jugadores dejaran en mal lugar al máximo mandatario, sino que al Barça le puede el fatalismo después de la desidia. La afición, al fin y al cabo, respondió por la noche con la misma virulencia que se empleó por la mañana Laporta. Quizá se excedieron ambas partes porque el equipo se rebeló contra un empate a cero que no se daba desde hace tres años. Ocurrió que la energía del Barça se estrelló tres veces en los postes del Getafe. Mala suerte.
BARCELONA 0 - GETAFE 0
Barcelona: Valdés; Zambrotta, Milito (Márquez, m. 46), Puyol, Sylvinho; Xavi, Touré (Gudjohnsen, m. 68), Iniesta; Eto'o (Giovani, m. 46), Bojan y Henry. No utilizados: Pinto; Abidal, Thuram y Edmilson.
Getafe: Abbondanzieri; Cortés, Belenguer (Casquero, m. 64), Mario (Tena, m. 38), Licht; Pablo Hernández (Cotelo, m. 35), De la Red, Celestini, Granero; Manu y Albín. No utilizados: Ustari; Gavilán, Sousa y Uche.
Árbitro: Teixeira Vitienes. Amonestó a Celestini y Touré.
59.523 espectadores en el Camp Nou.
El aplomo de Abbondanzieri pesó más que el empeño de los azulgrana
La retirada de Eto'o, renqueante como Milito, abundó en la debilidad del Barça
El aplomo del Pato pesó más que el empeño de los delanteros azulgrana. Al Barça le faltó serenidad, lucidez y puntería, defectos propios de un equipo desquiciado. Todo le sale muy mal al Barça y muy bien al Getafe. Así son las dinámicas del fútbol. Disminuido por un rosario de bajas y viajes, el Getafe fue más espectador que protagonista del desconcierto del barcelonismo, entregado ahora a un juicio final en la Copa de Europa. Lesionado Ronaldinho y cuestionado Rijkaard, los tiros apuntan a Laporta. Los tres protagonistas del gran renacimiento quedaron ayer más entredicho que nunca para suerte de un contrario bien trabajado: juega bien con el balón y sin él.
Quizá porque había viajado por la mañana, el Getafe estuvo muy contemporizador durante la noche. La inercia de sus épicos duelos en la Copa de la UEFA y la del Rey le alcanza para disputar la Liga con un punto de comodidad. Juega sin ningún temor ni mira la tabla, a salvo de sobresaltos, confiado en su suerte y su inequívoco plan de juego. Muy exigido por el Barça, el plantel de Laudrup sobrevivió un rato sin demasiadas muecas. Excelente de reflejos, Abbondanzieri respondió de manera felina a un remate a quemarropa de Milito nada más empezar y después se frotó las manos ante un disparo a la madera de Eto'o.
El camerunés se arrancó muy bien como extremo derecho mientras Henry se desmarcaba mejor que nunca para que Sylvinho pusiera buenos centros y Bojan se moviera estupendamente en el frente de ataque. Jugaba bien y rápido el Barça y contragolpeaba el Getafe, excelente en los tiros de media distancia y en la defensa de ayudas, ocupando el campo de forma muy racional. Aunque el viento incomodaba y el día era arisco, el espectador presenciaba un buen partido, salpicado por la mala actuación del árbitro, difícil de entender en muchas jugadas.
Teixeira estuvo contemporizador con el Getafe en la línea de tres cuartos del Barça y, por el contrario, omitió un posible penalti de Milito. La contienda adquirió un tono áspero y el Getafe fue perdiendo jugadores, desgastado como llegaba de Múnich, requerido físicamente por la intimidación y el ritmo azulgrana. El equipo, sin embargo, nunca se desorganizó. Excelente sin el cuero, especialmente a la hora de negar espacios, estuvo lúcido cuando alcanzó posiciones de ataque.
El Getafe siempre encontraba respuestas colectivas mientras menguaban las figuras del Barça. Angustiados, los azulgrana estuvieron imprecisos en la cancha contraria a la hora de armar el remate. La retirada de Eto'o, renqueante al igual que Milito, abundó en la sensación de debilidad ofensiva del Barça. Rijkaard recurrió a Giovani en un intento de estirar la cancha al tiempo que subrayaba la jerarquía de Henry, convertido en ariete, asistido por dos niños como el mexicano y Bojan.
El empate del Madrid en Mallorca invitaba al Barcelona a un último esfuerzo en la Liga. Los azulgrana se aplicaron y entregaron a un ejercicio de voluntarismo, más bien escaso de juego y, por el contrario, sobrado de remate y de sorpresa por parte de Giovani. La madera escupió un disparo del mexicano y otro de Xavi mientras Abbondanzieri repelía un cabezazo de Gudjohnsen. Escaso de aire y efectivos, el Getafe se parapetó frente a su portero, muy fiable, y el cansancio acabó por imponerse en ambos equipos. La hinchada percibió que el partido no tenía remedio y arreció la bronca contra Laporta hasta que el equipo enfiló el vestuario como tercero de la Liga. Más que una actuación impotente, que mereció mejor suerte, la afición contaba que el Barça sólo ha ganado un partido de los seis últimos, síntoma de que no funciona por más que lo niegue Laporta.
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