Sueña el Villarreal

Convencido de sus posibilidades, fiel a su filosofía, el Villarreal dio cuenta anoche, en un ejercicio sublime y práctico, de un Atlético condenado por los males de siempre. El club rojiblanco ya sabe qué tiene que revisar para el futuro. Su defensa es un desastre. Cuando no es Pablo, es Perea. Da igual. Ayer le tocó la pifia al colombiano, que no acertó a despejar un balón que le llegaba manso. Por ahí comenzó a dejarse el partido el Atlético ante un excelso Villarreal, el equipo con las ideas más claras en la actualidad y que arrebató el segundo puesto al Barça. Y que se espabile el Madrid. Tal y como están las cosas, ganar la Liga no es una utopía para el Villarreal.

Crecidos en el ánimo, a ambos equipos se les notaba la felicidad y el momento dulce que atraviesan. Sin especulación alguna, ni el Villarreal ni el Atlético dejaron de mirar de frente al partido con un impulso ofensivo innato. El conjunto de Pellegrini intentó, como acostumbra, manejar los designios del juego con Cazorla y Pirès ejerciendo con la creatividad acostumbrada. El francés se crece en los partidos importantes, en los que muestra todos los galones obtenidos en su larga experiencia.

Estaba cantado que Aguirre no iba a realizar retoque alguno, salvo los obligados, del equipo que venció una semana atrás al Sevilla. La ausencia de Simão, lesionado con la selección portuguesa, fue cubierta por Luis García, lo más natural. El poder intimidatorio del Atlético en el ataque resulta inversamente proporcional a su poca pericia defensiva.

A los delanteros se les mide por su capacidad goleadora. Si suman al final de la temporada una buena cantidad de goles para el equipo, resultan válidos. El Atlético tiene garantizado tal aspecto con Forlán y Agüero con un valor añadido: pocas duplas tienen una repercusión en el juego colectivo y tanta influencia en el desarrollo de un partido como la formada por el uruguayo y el argentino. Forlán ofrece movilidad constante, decenas de desmarques a una velocidad endiablada. Sus caídas al centro del campo o a las bandas resultan imposibles de referenciar. Por su parte, al Kun, con el balón controlado, resulta una odisea hacerle perder el juguete si no es de manera ilegítima o con mucha destreza, la que ha hallado el Villarreal últimamente en el apartado defensivo.

Forlán y Agüero se encontraron anoche con una fea pareja de baile que les amargó. Gonzalo Rodríguez y Godín se han convertido en una garantía en el eje central de la defensa del Villarreal. Rápidos y contundentes, la estabilidad encontrada por Pellegrini atrás ha permitido al Villarreal crecer en prestaciones y no verse derrotado en las ocho últimas jornadas.

Pero lo que destaca en el Villarreal es, de siempre, su poderoso ataque, que cuenta, por norma, con cuatro jugadores de gran lucidez, dos de ellos, Cazorla y Pirès, con una extraordinaria visión del juego. La presencia de Eguren en el pivote defensivo ha permitido a Senna descargarse del trabajo defensivo, lo que le permite más claridad en el ofensivo.

Pellegrini entendió que para atacar a los rudos centrales colchoneros le sería más productivo utilizar a dos delanteros livianos y atrevidos como Nihat y Rossi. Y le dio resultado. En una extraordinaria acción individual por la banda izquierda, Rossi se plantó en la línea de fondo y su centro, sencillo para el despeje por parte de Perea, fue convertido en una formidable asistencia que Cazorla no desaprovechó. Corría el minuto 38. Cinco más tarde, Rossi se adentró otra vez en el área y su centro raso fue rematado por Nihat, que repetiría en la segunda parte. Locura en El Madrigal, que se puede permitir soñar.

Villarreal 3 - Atlético 0