"La cultura tiene que entretener"

Sheila Cremaschi juguetea lozana con la edad y esconde su cifra. "¡Haz un milagro!", grita coqueta al fotógrafo. Romana de nacimiento, esta productora teatral dirige desde el próximo jueves la edición andaluza de Hay Festival, el conocido como Woodstock de las ideas, en la Alhambra. Más de 30 periodistas y 60 escritores como Umberto Eco, Francisco Ayala y Juan Goytisolo para charlas ágiles con participación del público. El envite, que atrajo el año pasado a 160.000 personas en su 20ª edición, reta a participar en tertulias internacionales de primera división.

Pregunta. ¿Por qué debe un lector onubense hacerse 350 kilómetros el próximo viernes hasta la Alhambra?

Respuesta. Porque se va a enriquecer y divertir. El Hay Festival es un perfume francés concentrado, un encuentro hedonista y relajado, y eso la gente lo agradece. Es una conversación muy directa e informal entre escritores y el público, pero sin obviar la calidad. La cultura tiene que ser sexy, estética y entretener. Por eso la estructura de los eventos es teatral.

"Son charlas muy divertidas, nada académicas, pero muy profundas"

P. ¿Cómo innova el festival en su edición andaluza?

R. Aquí hay que andar un camino desde el primer paso. La responsabilidad e irresponsabilidad del proyecto es mía, pero Peter Florence

[creador del festival en la localidad galesa de Hay-on-Wey] es una cabeza privilegiada que se anticipa a todo.

P. ¿El secreto de su éxito?

R. Lo que hace Peter es poner a los escritores en un escenario, darles un micrófono, y que pase lo que tenga que pasar. Tendremos a un intelectual como Tariq Ramadan, lo más polémico que hay, y Adam Boulton, director en Sky News, que es dios, el crack absoluto de la televisión... Es todo muy libertario y hedonista, una celebración de la mejor literatura e ideas polémicas.

P. Dice que trae un programa "sofisticado".

R. Cada festival es un animal diferente por el elemento local, que modifica lo que piensas. Hemos venido durante un año a Granada y en la Alhambra quedó determinado que el festival no podía obviar el elemento árabe. Peter quedó subyugado, se emocionó en una visita, y encomendó que fuera una plataforma para unir ambos mundos, Oriente y Occidente.

P. ¿Cómo aterrizan en Granada?

R. Al ser el primer año se ha huido del perfil político y en el sentido oriental somos invitados, sentimos respeto y prudencia, y hemos invitado a festivales como el Internacional de Poesía y el de Jóvenes Realizadores. Necesitamos ayuda intelectual, política, económica y física de voluntarios.

P. El festival no cuajó en Mallorca después de dos ediciones ¿qué debe aprender Granada de esa continuidad fallida?

R. (Se lanza por su bolso y llama al director del festival mallorquín, Juanjo Arzubialde, que responde). La falta de apoyo institucional, porque los patrocinadores privados no son suficientes para un festival de esta altura.

P. ¿Tantos patrocinadores restan pureza o condicionan la identidad del festival?

R. Somos libres en cuanto a contenido, pero aceptamos indicaciones como la bajada de precios, porque en cada lugar el festival se modifica por la influencia local.

P. ¿Cómo marcha la venta de entradas?

R. En la primera hora vendimos 150... Espero que luego no se aburrieran. El público británico sabe que lo que Florence trae es decisivo y se vende todo automáticamente, aquí está por ver.

P. ¿Cuál es la magia de la palabra?

R. He visto a los mismos conferenciantes variar de manera radical por la ubicación. Tu ego ya no puede ser tan grande en sitios históricos como el palacio de Carlos V. Son charlas muy divertidas, nada académicas, pero muy profundas.

P. Deme ejemplos.

R. Pues sentar en una mesa a Gerry Adams, Gordon Brown y Alan Greenspan juntos. Invitando dos años antes de su muerte a Anna Politkóvskaya para que cuente qué pasa en Rusia o Al Gore antes de su documental. Aquí en Granada, y en la agenda de hoy, hay que hablar de Oriente y Occidente.