Banyoles a pie
Antiguamente, el lago de Banyoles, a ojo de los habitantes del lugar, era un espacio misterioso cargado de leyendas que hablaban de dragones y monstruos, un enigma que perdurará para la historia. Pero no hay que engañarse. El lago de Banyoles es un lugar de paz, con aguas limpias, donde viven numerosas especies de aves y bosques que ofrecen sombra al caminante. No sólo sus joyas naturales son un reclamo para el visitante. El lago dispone de obras arquitectónicas: las pesqueras, plataformas de pesca construidas hace dos siglos y reconvertidas en espacios ociosos. Para conocer este entorno mágico sin perderse cada uno de sus detalles, no hay nada mejor que seguir la ruta a pie alrededor del lago en forma de riñón.
La excursión es sencilla, totalmente llana y no presenta ninguna dificultad de orientación. El caminante encontrará de todo: fuentes y lugares de baño y sombra durante los más de seis kilómetros de camino que rodea el lago.
La ruta comienza en la oficina de Turismo, situada en la zona conocida como el Frente del lago. Se puede rodear el lago en cualquier dirección, norte o sur, a gusto del consumidor.
Si se elige el camino hacia el norte (en el sentido contrario a las agujas del reloj), el visitante se encontrará con las primeras pesqueras y el parque de la Draga, donde están los yacimientos neolíticos. Rodeando el lago, el camino es muy agradable.
La Caseta de Fusta indica que se ha llegado al campo de regatas. No hay que olvidar que el lago de Banyoles es uno de los centros europeos de remo más importantes. Desde este tramo hasta llegar al bosque de Morgat, es el espacio idóneo para los amantes de las aves. Se cruza el bosque para seguir caminando por la carretera hasta la masía de Can Cisó. El visitante se encontrará en una zona de estanques. Se retoma el camino en dirección sur hasta llegar al estanque del Vilar y se finaliza la vuelta a pie alrededor del lago en el lugar de la salida, en la zona de bares, terrazas, pesqueras, y chalets: un paseo prodigioso alrededor del lago de Banyoles.
Observación. El verano es la época menos recomendable por la presencia de barcos turísticos
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