Una Liga sin sentido
El Madrid mejora su juego, con Raúl infalible, pero pierde con el Valencia - El Barça se agarra a Bojan para golear al Valladolid y se coloca a cuatro puntos del líder - El Villarreal hunde al Levante y ya está sólo a seis
Está a cuatro puntos el Barça del Madrid, lo que apenas tiene trascendencia. El sábado estaba a siete. Y hace tres semanas, a dos. Y la próxima semana igual está a siete, o a cinco, o a uno. La Liga está descabezada porque así lo quieren uno y otro, Madrid y Barça, que viajan del éxito al fracaso de sin razón que lo justifique. Ayer, al doliente Barça le bastó con Bojan, un chico de 17 primaveras, para pulverizar al Valladolid. Al Madrid, en cambio, no le bastó con el eterno Raúl, que a los 30 años acumula 202 goles en Liga, para derrumbar a un Valencia que se agazapó a la espera de su oportunidad. Y que la encontró.
Koeman le ha cogido el truco al Valencia. Quizá su apuesta no sea todo lo vistosa que se le supone a un equipo grande, pero esta Liga es capaz de convertir la vulgaridad en virtud. Se llevó el triunfo del Bernabéu sólo cuatro días después de despedir al Barça de la Copa. Cierto que es difícil ponerle un pero a la entrega del Madrid. O a su empeño, que hasta en 13 ocasiones lanzó entre los tres palos. Ni siquiera a su fe, pues fue marcar Villa, el que lleva el 7 en la selección, en el minuto 33 e igualar Raúl en el 34. Repitió suerte el capitán, que ya lleva 15 tantos e iguala al internacional Güiza como máximo goleador español y siguió intentándolo el Madrid que, sin embargo, se encontró con el enemigo en casa. Cannavaro cometió penalti sobre Silva y Villa, firmó la igualada. Y en el tramo final, Arizmendi se escapó a toda velocidad, Marcelo le saludó de lejos, Cannavaro trotó en su busca y el valencianista superó a Casillas. Dos tiros lanzó en la segunda parte el Valencia y dos goles consiguió a costa de un Madrid que en 2008 ha jugado 17 partidos y ha perdido nueve. A saber: cinco de Liga (ante Almería, Betis, Getafe, Deportivo y Valencia), dos de Copa frente al Mallorca y dos de Champions ante el Roma. Pocas veces habrá un líder tan pobre.
Antes del batacazo madridista, el Barça había goleado a un Valladolid que no distingue entre los grandes: siete goles se llevó del Bernabéu y cuatro del Camp Nou. Se regaló el equipo azulgrana una goleada en un choque que tenía un cierto aspecto funerario, harta como vive la grada de tanta tontería fantástica. No estaba Ronaldinho, que ha pasado de icono del barcelonismo a cero a la izquierda. Cuando no le borra Rijkaard, como en Valencia, se borra él. Pero en el Camp Nou emergió la figura del niño, de Bojan, que hizo dos goles, que participó en otros dos, que estuvo en todas y cuya sonrisa, por inocente quizá, contagia a la grada. Como contagia el desparpajo del Villarreal, que en el silencio más absoluto asoma la cabeza entre los dos grandes menos grandes que se recuerda.
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