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Reportaje:

"No vine a hacer bromitas"

El madridista Drenthe apela a su espíritu de lucha para hacerse un hueco con Schuster

Diego Torres

Royston Drenthe se autodefine con voz gruñona: "Sergio Ramos es como yo", dice. "Veintiún años y muy bueno. Siempre quiere ganar. La mentalidad de todos en el equipo es OK. Pero no todos somos iguales. Cada uno juega a su manera. Algunos dan más de lo que pueden dar, otros se lo toman con calma, y otros se lo toman como una lucha. Cuando ves el cuerpo de Sergio parece que tuviera 30 años. No es normal. Es como Tarzán. A mí me dicen lo mismo. Un día estábamos con Robinho en una comida y me dice: 'Tú eres muy mentiroso. No tienes 20 años. Tienes 29. Estás todo tatuado, llevas un diente de oro... ¡Tú no tienes 20!".

Cuando se pasea por la calle con sus zapatillas negras de charol, sus innumerables tatuajes, sus chalecos de colores eléctricos y su gorra enchapada, balanceándose con cadencia rítmica, moviendo las trenzas, parece emitir mensajes esotéricos, sólo accesibles para iniciados. Por la forma en que compone su imagen, se diría que Drenthe es un muchacho insondable fuera de los círculos raperos de Rotterdam Oost, el barrio en el que nació. Sin embargo, basta con tenderle un momento la mano para verificar que lo que reveló Foppe de Haan, el seleccionador sub 21 de Holanda, es cierto: "Royston es un ser humano muy curioso y un hombrecito buenísimo".

"Al presentarme aquí tenía la sensación de que era muy bueno. Quería impresionar"
"Cuando no jugaba me preguntaba qué hacía mal. Y gritaba: '¿por qué?, ¿por qué?"
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Al verle hacer jueguitos y levantar el balón con el talón para ponérselo entre éste y el culo, sin inmutarse, ante una multitud de miles de personas, el día de su presentación, uno de los técnicos del Madrid le dijo a Schuster: "¡Este tío tiene cojones!".

Drenthe se explica: "Cuando me presenté en el Madrid venía de ganar el Europeo sub 21. Tenía una sensación en mi cuerpo que me decía que era muy bueno. Quería demostrar a la gente que podía jugar al fútbol, que podía impresionarla, pero que no venía a hacer bromitas sino a convertirme en un jugador de fútbol de verdad".

Para Drenthe "hacer bromitas" es lo que hacen ciertos jugadores del Ajax. "Mi mentalidad es la mentalidad del Feyenoord", asegura el holandés sobre el club en cuyas categorías inferiores se formó como jugador. "En Holanda hay dos mentalidades. El Feyenoord y el Ajax. El Ajax está más por jugar el fútbol bonito. En el Feyenoord tienes que luchar. Los ultras quieren verte pelear. Si no, no les gustas. Te abuchean porque, si no peleas, no tienes corazón. Esto no se limita al campo. Las diferencias entre Rotterdam y Amsterdam son las mismas. Las ciudades se rechazan. Rotterdam es un poco loca. Es la ciudad más peligrosa de Europa. Y los hinchas del Feyenoord son como yo. Yo era uno de ellos. En la cantera aprendí a luchar. No siempre se ganan los partidos con juego bonito. A veces las cosas no te salen. Tus pies van por un lado y tu cabeza por otro. Entonces tienes que luchar. A mí no me gusta dejar el campo con la sensación de que no he trabajado suficientemente duro. Ése es Royston Drenthe".

Ahora Schuster está satisfecho con él y le da minutos en todos los partidos. Pero su carrera como madridista no empezó bien. Drenthe se quedó fuera de las convocatorias en la mitad de las primeras 20 jornadas de Liga. "Es difícil", recuerda. "Cuando llegaba a casa pensaba: '¿Qué estoy haciendo mal?'. Me pasaba todo el tiempo gritando: '¿Por qué? ¿Por qué?'. Pensaba sólo en mí. Ni en el entrenador, ni en los otros compañeros. Sólo en mí. Te sientes un poco solo. Sólo tú puedes salir adelante, y estás solo. Nadie te ayudará a conseguirlo. El entrenador te puede hacer un par de indicaciones: 'Debes hacerlo así, así...'. Pero al final estás solo. No es como un teatro de marionetas, donde el entrenador te lleva y te hace actuar. Estaba en casa y hablaba con mi padre. Me dijo: 'Quédate tranquilo. Haz tus cosas. Duerme bien. Observa a los veteranos. Te pueden hacer mejor, y el entrenador también. Debes ir paso a paso".

Hasta que su hijo lo retiró, hace seis meses, el padre de Drenthe se ganaba la vida como estibador en el puerto de Rotterdam. Ambos llevan el mismo tatuaje en el hombro izquierdo: '010'. "Es el código telefónico de Rotterdam", explica el jugador. "Todo lo que yo soy se lo debo a Rotterdam".

Drenthe se pone solemne para hablar de su mentor futbolístico: "Davids fue mi modelo. Cuando era pequeño siempre estaba mirando lo que hacía en los anuncios de Nike. Pensaba: '¡Quiero ser como él! ¡Quiero ser como él!'. Todo el tiempo. Ahora hablamos continuamente. En Holanda jugábamos juntos en la calle. Fútbol callejero, que le llaman. La primera vez que jugamos fue en mi barrio. Yo tenía 17 años y estaba temblando. Cuando me enfrento a él siempre me siento un niño. Hacemos mucho 'tiqui-taca'. Davids tiene buena técnica. En el campo es un pit-bull. Pero en la calle es un virguero".

"El que no me conozca diría que yo tampoco tengo técnica", prosigue Drenthe. "Porque no puedes usar la técnica continuamente. A veces debes jugar primero, y después, si hay ocasión, hacer uso de tu habilidad. Hay un regate muy popular en Holanda, el aka. Es tac-tac. Dos toques a la bola. Amagas por un lado y te vas por otro como si la llevaras pegada. Ronaldinho lo hace mucho. En la sub 21 mis compañeros me gritaban: '¡Aka! ¡Aka! ¡Drenthe, por favor, haz el aka!".

Drenthe, durante un partido con el Madrid.
Drenthe, durante un partido con el Madrid.CLAUDIO ÁLVAREZ

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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