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JAVIER ARENAS | Candidato del PP | ELECCIONES 2008 | Campaña electoral

Tres carreras en un día

Luis Barbero

Como a tantos otros dirigentes del PP, la vida le cambió a Javier Arenas el 14 de marzo de 2004. La derrota de su partido en Madrid y la debacle en Andalucía fueron su pasaporte de vuelta a la política andaluza, que había abandonado ocho años antes para ser ministro de Trabajo en el primer gobierno de José María Aznar.

Tras la derrota, el primer escenario que barajó Arenas fue el de ser portavoz popular en el Congreso, cargo que finalmente recayó en su rival Eduardo Zaplana, o volver a la secretaría general del PP, espacio que ocupó y ocupa Ángel Acebes.

Cerradas estas puertas madrileñas, se le abrió otra que entonces no esperaba: la que conducía a Sevilla. Asumió el retorno cuando Mariano Rajoy se lo pidió y comprendió que él era la única personalidad del PP andaluz que podía mantener la cohesión en una organización a la deriva. Una organización que había tutelado desde Madrid con el mando a distancia.

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Optimista por naturaleza, los primeros recados que lanzó internamente fueron para combatir la resignación en su partido ante la derrota.

De cara al exterior, sus primeros mensajes fueron casi idénticos a los que envió 10 años antes, cuando se hizo con las riendas del PP andaluz y se enfrentó por primera vez a Manuel Chaves en las urnas. Renovación, centrismo, dar cabida a los independientes, ampliación de la base social... Ideas que se repitieron con una década de diferencia y con las que intentó dar un nuevo lavado de cara a su partido.

Pero las cosas habían cambiado. Y ya no era el Arenas que en 1994 entusiasmaba a los suyos y representaba algo nuevo, una alternativa con verdaderas posibilidades de gobernar en Andalucía.

Sus primeras energías se consumieron apagando crisis internas, aunque alguna, como la de Almería, estalló y terminó con la salida del PP del poderoso alcalde de El Ejido, Juan Enciso.

En estos cuatro años, Arenas ha tenido que hacer oposición desde fuera del Parlamento, con la desventaja que esto supone, y se ha dedicado a recorrer Andalucía a punta a cabo. Considerado como miembro del sector moderado del PP en Madrid, en Andalucía ha mantenido un discurso duro con constantes alusiones a un supuesto régimen o a una supuesta falta de libertad de expresión.

Arenas afronta hoy, 14 años después del primer intento, su tercera candidatura a la Junta y su tercer asalto contra Chaves con las encuestas más en contra que en las ocasiones precedentes. En su caso se diría que cualquier tiempo pasado fue mejor.

Con el compromiso adquirido de no dejar nunca más la política andaluza por la nacional, Arenas afronta hoy tres carreras: la primera, evitar otra mayoría absoluta del PSOE en Andalucía; la segunda, ganar en votos en Almería, la circunscripción por la que se presenta; y la tercera, recortar la distancia con el PSOE en las generales para allanar la llegada de Rajoy a La Moncloa. Su éxito o fracaso hoy, ya que la victoria en Andalucía parece ahora un imposible, depende en gran parte de estos tres retos. Tres retos que definen un presente y quizá un futuro.

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Sobre la firma

Luis Barbero
Es subdirector de Actualidad de EL PAÍS, donde ha desarrollado toda su carrera profesional. Ha sido delegado en Andalucía, corresponsal en Miami, redactor jefe de Edición y ha tenido puestos de responsabilidad en distintas secciones del periódico.

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