"Seré de Felipe hasta que me muera"
El consejero de Economía defiende la política pura y dura
En el bolsillo de la americana del candidato hay una hoja de papel. José Antonio Griñán es padre de tres vástagos y abuelo de cuatro nietos. Y también es el hijo de María Teresa, una malagueña de 83 años. Ella fue la que escribió hace unas semanas la carta que guarda Griñán en su chaqueta. El candidato acude a la cita en el bar Santos de Córdoba con los bolsillos cargados de documentación. Pero no son esos papeles llenos de cifras que ha llevado en los últimos cuatro años al Parlamento andaluz para defender su gestión al frente de la Consejería de Economía. Es parte del archivo de una vida que ha estado a caballo entre Madrid, donde nació, y Sevilla, donde estudió Derecho, se enamoró y se hizo andaluz. "Andalucía me ha dado una patria que no tenía: la Subbética de Córdoba, donde soy hijo adoptivo".
"Andalucía me ha dado una patria que no tenía"
Pide el candidato socialista por Córdoba un pincho de tortilla y un medio de fino. Y saca un carné de socio del Atlético de Madrid. Año 1952. "Lo de ser del Atleti es consecuencia de haber estudiado en el colegio de los Agustinos, que estaban encima del Estadio Metropolitano, y también por tener un padre atlético".
Fue entre los bártulos de su progenitor donde encontró Griñán el viejo carné. Su padre, que murió en 1986, no tuvo tiempo de ver como se convirtió en ministro de Sanidad y luego de Trabajo, ni lo vio como consejero de la Junta de Salud y de Economía.
Su madre María Teresa sí. Es una encendida socialista. La carta que lleva el candidato en el bolsillo se la envió a principios de febrero a Ricardo Blázquez, presidente de la Conferencia Episcopal, a José Luis Rodríguez Zapatero y a Felipe González, de quién Griñán se confiesa admirador. "Yo seré de Felipe hasta que me muera. No creo que haya en la historia de España nadie con la responsabilidad social y colectiva de Felipe González, más allá de que nos pudiéramos equivocar en alguna cosa". Pero el candidato sabe que "estamos en otra época" y se lanza a elogiar también a Zapatero, al que encumbra como un defensor de la libertad y los derechos civiles. "En la Transición, siempre contemporizaba la izquierda con la hegemonía social de la derecha, nunca al revés. No me arrepiento de aquello, por eso digo que soy felipista, pero estos son unos tiempos distintos: ¿Por qué tenemos ahora que seguir haciendo que nuestras leyes civiles o penales se adapten a un modo concreto de pensar como el católico? La hegemonía social la marca la mayoría social y las leyes son las que dicta el parlamento, no las que dicta la Iglesia".
No oculta que lo que más le gusta es la política pura y dura. Y ahora que simplemente es candidato aprovecha para soltar la lengua: "Siempre digo que soy consejero de Economía por contrato y en la política económica uno no debe hablar si no mejora el silencio".
Griñán es atlético, felipista y melómano. "Alfredo Kraus me aficionó a la ópera. Cuando oí el instrumento de Alfredo Kraus me dije que ni el mejor stradivarius podía conseguir ese sonido". Dice que no canta porque lo hace "muy mal". Sin embargo, algunos trabajadores de su Consejería lo desmienten. "Lo que más me hubiera gustado en el mundo es ser director de orquesta". También se confiesa aficionado a la poesía desde la adolescencia, cuando comenzó a escribir junto a un grupo de amigos. "Quizás cuando me jubile publique algo".
El candidato busca en la agenda de su teléfono y marca.
- ¿Te ha contestado Blázquez a la carta que le mandaste?
- No - responde Maria Teresa.
Griñán tuvo que pararle los pies a su madre a principios del mes de febrero cuando la Conferencia Episcopal emitió una nota en la que recomendaba que no se votara a aquellos que dialogan con ETA. María Teresa pretendía enviar su misiva a los periódicos y su hijo le recomendó que no lo hiciera. La carta surgió de la rabia y del reproche a la actitud de los prelados españoles. María Teresa era la hermana del magistrado del Tribunal Supremo Rafael Martínez Emperador, asesinado por ETA en 1997.
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