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La llegada de la alta velocidad a Barcelona

Rapidez del avión contra comodidad en el AVE

Los pasajeros critican las estrecheces y las esperas en el puente aéreo

O era porque el AVE estaba lleno o porque tenían el billete de avión desde hacía tiempo o porque, sencillamente, no se fiaban de que, por fin ayer, el AVE saliera de Sants. Quizá fue casualidad, pero ninguno de los pasajeros que tomaron ayer el primer puente aéreo (6.55 horas) desde El Prat a Madrid mostró pasión alguna por el avión. Ya no se trata, minuto arriba, minuto abajo, de qué medio llega antes a destino porque todo el mundo da por sentado que se invertirán más o menos tres horas, en avión o tren. Cansados de las esperas en las terminales y los atascos, los pasajeros del avión de ayer se deshicieron en elogios a un medio que ni siquera conocen.

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"Viajo un par de veces a Madrid e iré en AVE; me ahorraré llegar a El Prat en coche, iré sentada, podré trabajar con el ordenador y hablar por el móvil", explicó Paloma Perea, de 37 años, responsable de mercadotecnia de una empresa de cosmética mientras una azafata, que no había escuchado la conversación, no vaticinaba graves pérdidas de clientes para la compañía. Pero la realidad se insinúa distinta. En el finger, Josep Maria Torres, de 44 años, editor de una revista médica, era contundente: "Hace 15 años que cojo el puente aéreo dos veces por semana, y estoy cansado de las esperas, de las estrecheces. No he cogido el AVE porque estaba lleno".

Puntual como un reloj, el Airbus 320 partió con 150 pasajeros, curiosos ante tanto micrófono y tanta cámara. Miguel Ángel García, de 37 años, madrileño, director de mercadotecnia, se sentó en la fila 10 con un memorial de agravios. "Es una vergüenza pagar 300 euros por viajar así. No vale la pena", dijo señalando como, sin ser un gigante (1,83) sus piernas rozaban el asiento de delante. "Es estrecho, incómodo, el domingo esperé tres horas un puente...". El relato de García se ve interrumpido por el comandante, Emilio Ley, que da toda suerte de explicaciones sobre el vuelo hasta el punto de que detalla que sus motores, turbofan, son de bajo consumo y silenciosos. "¡Cómo se nota que hoy se estrena el AVE! ¡No lo hacen nunca!", espeta un pasajero.

El avión aterriza en Madrid a las 8.03, cinco minutos antes de lo previsto, y el comandante, en la cabina, asegura que el tren no puede competir con el avión porque garantiza un ahorro de hora y media en la ida y en la vuelta. "¿Cómo pueden decir eso? En el tren te evitas ir a los aeropuertos y también mareos", dice una pasajera en el puente de vuelta a Barcelona, que provocó la ira de un pasajero francés por el súbito y silencioso cambio de puerta de embarque. No todo el mundo lo ve tan mal en Madrid. "Lo mejor del avión es la rapidez", asegura Raimundo, que tomó el primer avión con destino a Barcelona. "Hoy es mal día para trabajar", desmiente al reloj uno de los empleados de AENA. "¿Por qué?", pregunta una compañera: "¡Porque empieza el AVE!". No fue tan duro. En realidad, todo el trayecto, hasta la plaza de Catalunya, duró 2 horas y 48 minutos.

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