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Gran éxito de Sarah Chang con la Sinfónica de Galicia

Hija de padre violinista y madre compositora, Sarah Chang comenzó a tocar a los tres años. Las melodías para un solo dedo en el piano se le quedaron cortas ya de entrada y a los cuatro empezó con un violín de su tamaño. A los 14 años debutó con la Orquesta Sinfónica de Galicia en Madrid.

El Concierto número uno de Shostacóvich del viernes mostró su madurez musical. El nocturno fue desolador como una noche sin luna en la estepa. La técnica prodigiosa de Chang sacó del scherzo su cortante sarcasmo e infundió de gravedad el passacaglia. La cadenza final de éste, llena de delicadeza y energía, espesó el silencio. La espectacularidad de la Burlesca arrancó una sentida ovación.

La OSG, bajo la batuta de Josep Caballé-Domenech, estuvo a la altura de la solista. Las cuerdas sonaron brillantes, aterciopeladas o afiladas como alfanjes. Fueron el hilo conductor sobre el que los vientos y la percusión lucieron su calidad. Sucedió de nuevo en la Sinfonía número dos de Sibelius. Expresividad y gradación dinámica en toda la gama de intensidades. Gran color en maderas y redondez en unos metales más domeñados que de costumbre. Un brillante concierto.

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