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Reportaje:

La desaprensiva Fiona

La letrada Shackleton defiende a Paul McCartney en su divorcio de Heather Mills

La batalla legal entre Paul McCartney y Heather Mills, inmersos en uno de los procesos de divorcios más agrios que han visto los tribunales británicos, va a extenderse a la próxima semana después de cinco días de sesiones a puerta cerrada que desecharon cualquier atisbo de acuerdo.

Empecinada en defenderse a sí misma ante el estrado, la ex modelo y activista vegetariana, de 40 años, ha topado con un verdadero hueso, Fiona Shackleton, una de las abogadas más renombradas del país, que lleva la causa del ex beatle.

Antaño representante de personajes tan conocidos como el duque de York, el Aga Ján o la ex esposa del magnate de Mercedes Benz, Friedrich Flick, la letrada saltó a la fama al defender al heredero de la Corona en su proceso de divorcio de Diana de Gales. Aquel asalto se saldó con una compensación económica de más de 25 millones de euros para la princesa, pero Shackleton obtuvo a cambio la renuncia de lady Di al tratamiento de "su alteza real", un punto especialmente sensible para Carlos.

Aquel caso la enfrentó con otro tiburón de la abogacía, Anthony Julius, entonces representante de Diana y hasta hace dos meses encargado de la defensa de Heather. El carácter errático de la pronto ex señora McCartney -quien hace dos meses despidió al equipo de Julius- ha impedido la repetición de aquel enfrentamiento estelar.

Conocida por su proclividad a cerrar acuerdos extrajudiciales que eviten incómodos procesos, la brillante abogada ha debido encajar la negativa de Heather a aceptar una indemnización estimada en 30 millones de euros para sellar el divorcio de sir Paul. Al artista se le atribuye una fortuna que superaría los 1.200 millones de euros, y su antigua compañera aspira a una tajada mayor por los cuatro años de matrimonio que compartieron y la manutención de la hija de ambos, Beatrice, de cuatro años.

El bloqueo informativo que rodea el proceso en la High Court londinense sólo ha permitido conocer que Heather plantea otras demandas al margen de la monetaria: la garantía de un servicio de seguridad que le blinde del acoso de los paparazzi, el disfrute de algunas de las mansiones que McCartney posee a ambos lados del Atlántico y el plácet de sir Paul para que Beatrice ingrese en un colegio privado.

Shackleton, motivada por una minuta de 700 euros la hora, intenta demostrar que Heather es una mujer de carácter inestable y quizá no la madre más idónea tras su confesión meses atrás ante las cámaras de televisión de que se hallaba al borde del suicidio. La respuesta de la ex modelo no se ha hecho esperar al presentarse como una víctima de la fabulosa maquinaria que rodea a Paul McCartney, cuyas malas artes, alega, han conseguido que "el público británico me odie".

Por ello amenaza con trasladarse a vivir a otro país con Beatrice -quizá Francia o Estados Uni-dos- cuando concluya el proceso. La implacable abogada es, según manifestó Heather el pasado otoño en el programa televisivo de Larry King, una "desaprensiva" que llegó a burlarse de su condición de lisiada (Heather perdió una pierna en un accidente automovilístico).

Cuesta creer que se trate de la misma mujer que, tras concluir el proceso de divorcio entre Carlos y Diana, recibió de la princesa un enorme ramo de flores con una nota de agradecimiento.

Paul McCartney y su abogada Fiona Shackleton.
Paul McCartney y su abogada Fiona Shackleton.AFP

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