Paquito D'Rivera se une a los clásicos
El músico cubano actúa con un cuarteto de jazz y la Sinfónica de Tenerife en Canarias
Suenan unas notas agudas de clarinete por el teléfono y se oye su voz risueña: "¿Qué pasa ahí?". Paquito D'Rivera está ensayando en su casa de Nueva Jersey Conversaciones con Cachao. "Después de escribirla me di cuenta de que esta pieza es más difícil que el carajo", exclama. Comenta que estos días no sale a la calle porque hace mucho frío y cuenta la primera anécdota. "Una vez yo estaba en la piscina del hotel Habana Libre con el embajador de Chile, de la Unidad Popular, porque entrábamos con su credencial. 'Hoy no puedo escribir porque hace un calor tremendo', me dice. 'Pero, coño, el trópico ha dado grandes escritores'. Y me contesta: 'Lo mejor que escribió Martí lo escribió en Nueva York". Y la carcajada de Paquito D'Rivera (La Habana, 1948) retumba en el auricular.
"Estamos ignorándonos los unos a los otros y eso no hace más que empobrecernos"
"Mi padre era un saxofonista clásico al que le gustaba el jazz. Ponía los discos de Mario Lanza y después a Benny Goodman en el Carnegie Hall tocando el Concierto en la de Mozart. Así que crecí escuchando muchos tipos de música. Y eso lo he mantenido toda mi vida. Una pianista clásica dijo en una reunión: 'Paquito toca música popular, toca jazz, porque él quiere, porque no le hace falta'. Y yo le dije, 'no, yo toco jazz porque puedo, no porque quiero", dice riendo.
En el ámbito clásico suele haber prejuicios hacia la música popular. "Lo mismo sucede al revés. Los músicos de jazz o populares se han dedicado a ignorar siglos de tradición musical, de disciplina académica, de buena técnica, de estética... Y los músicos clásicos están ignorando a la juventud y la espontaneidad del jazz, algo que ellos han perdido. Estamos ignorándonos los unos a los otros y eso no hace más que empobrecernos. Los músicos de una orquesta sinfónica pueden entender una obra como El pájaro de fuego, de Stravinski, que es una cosa de una dificultad técnica extraordinaria, y sin embargo tú escribes una síncopa pendeja que aparece en un soncito cubano y te metes medio ensayo en eso", explica. "Hay un chiste simpático sobre eso. ¿Cómo haces para que un guitarrista de rock baje el volumen de su guitarra? Ponle un papel delante. ¿Y cómo haces que un guitarrista clásico pare de tocar? Quítale el papel".
Paquito D'Rivera acaba de firmar un contrato exclusivo con la poderosa Boosie y Hawkes, que se ocupará a partir de ahora de mover su catálogo. "Tremendo, chico, porque eso es compartir la cama con Stravinski, Bartók, Wynton Marsalis
... Tengo que tener un poco de cuidado porque no quiero que la carrera como compositor me haga tirar la de intérprete".
El director de orquesta Pablo Zinger, que va a dirigir en estos dos conciertos a la Sinfónica de Tenerife, señala en un escrito que Bach, Mozart, Chopin... interpretaban sus obras como solistas con orquesta, o dirigían, y eran capaces de un alto grado de improvisación. "Los clásicos puristas de ahora han roto ellos mismos una tradición sin darse cuenta. Yo oigo hablar en el mundo clásico de cadencias escritas. Eso es un disparate, chico. Como un Cadillac japonés o una fabada irlandesa. La cadencia se supone que es una cosa que tú improvisas en el momento. Pero le tienen terror a la improvisación y a la síncopa", afirma.
En Canarias podrá escucharse la Obertura cubana de Gershwin -"una de mis obras favoritas. Un homenaje muy lindo a la música de los años treinta en Cuba. Él se pasó dos meses en La Habana cuando era una ciudad de ensueño y la sacó del son de Ignacio Piñeiro Échale salsita"-. Paquito se pone a cantar "salí de casa una noche aventurera
...". También están en el programa el 'Adagio' del Concierto para clarinete de Mozart -"lo llevé a un ensayo de Irakere y le pedí a Chucho que pasásemos aquello como curiosidad. Yo lo había arreglado para orquesta de cuerdas y grupo de jazz. Chucho me dijo: 'Vamos a tocarlo esta noche'. Y yo: 'Tú estás loco ¿cómo vamos a tocar eso en un baile?'. Oye, tocamos esa pieza y es uno de los éxitos de Irakere que la gente más recuerda"-; una Suite Piazzolla, el danzón Memories (Recuerdos), dedicado a Mario Bauzá, y Lecuonerías -"Ernesto Lecuona murió en Tenerife en 1963 y es un homenaje al sitio que lo acogió como exiliado y que él amó tanto. Es una colección de piezas suyas"-. Y será el estreno europeo de Conversaciones con Cachao, concierto en tres movimientos para clarinete y saxofón, contrabajo y orquesta. "Cachao venía a comprar cuerdas a una oficinita que tenía mi papá en la calle de las Virtudes, número 57. Y a conversar con mi papá. Es un caramelito el tipo ése. Mira que uno se ríe con él".
Una de las pasiones del saxofonista y clarinetista cubano, que se reunirá en las islas con la gran clarinetista alemana Sabine Meyer para preparar un disco, es el repertorio de los países americanos. "Tratar de entender eso inentendible que es Latinoamérica. Todos esos ritmos, todos esos géneros y estilos musicales me atraen muchísimo. Yo pienso que tienen un hilo en común y un montón de diferencias. Que es lo que es una familia, ¿no? Y la mejor manera de hacerlos es a través del jazz porque es una forma musical que te abre tantas posibilidades. Siempre he dicho que Latinoamérica es un experimento de 500 años que ha fracasado. En lo único que hemos triunfado ha sido en las artes y en la literatura. Lo mejor es que siempre tenemos a quien echarle la culpa. La tienen los españoles y los estadounidenses".
Tras publicar los libros Mi vida saxual y ¡Oh, La Habana!, está escribiendo Solo de bongó, "que es uno de los cuentos, y el subtítulo es 'Paisajes y retratos'. Una vez estaba pensado cómo me gusta a mí viajar y la pena que me da la gente que no puede hacerlo por una razón u otra. Yo he sido tan afortunado por poder viajar y por la gente que he conocido. Y entonces pensé en hacer retratos. Tengo uno muy gracioso de Juana Bacallao, una comediante cubana completamente loca. Tengo de Cachao, de Lionel Hampton, de Bebo Valdés". También anda ocupado con Cecilio Valdés, ópera en la que le ha cambiado el sexo a la pobre Cecilia. "Toqué muchas veces Cecilia Valdés y el libreto de esa obra no es gran cosa. Es la historia de Romeo y Julieta, en este caso ella negra y pobre y él blanco y rico. Y siempre tuve la ilusión de hacer una versión contemporánea. Hasta que una madrugada me desperté y dije '¡no!, Cecilio Valdés'. Cecilio es un negrito joven muy talentoso que baila y canta, pero que está prohibido en la televisión cubana porque es muy provocador".
"Mi papá hacía bromas pesadas. Yo también, pero ya no me atrevo. Había un amigo, Rafael Ortega, pianista, que abría el show del cabaré Montmartre en La Habana. Salía con un frac blanco, se sentaba ante un piano negro de cola y tocaba algo de Chopin muy difícil. Una vez mi papá le derritió un paquete de mantequilla en el teclado. Y cuando el pobre Rafaelito Ortega se sentó los dedos empezaron a resbalar", cuenta tronchándose.
Este año cumplirá 60. "Estaba pensando en eso el otro día porque la International Association for Jazz Education me dio un título de Jazz Master. Igual que a Dizzy Gillespie, Duke Ellington, Ella Fitzgerald... Todos esos grandes. La verdad es que me sentía un poco cohibido aunque ¡no voy a devolver el premio!". Tenía 16 años cuando conoció al Che. "Fue en una fiesta en casa del padre de una novia muy linda que yo tenía. Y él me preguntó: '¿A qué te dedicás, che?'. Yo le dije: 'Soy músico, comandante'. Y me dijo: 'No, no, que en qué trabajás", recuerda partiéndose de risa. -
24º Festival de Música de Canarias. Orquesta Sinfónica de Tenerife III. Paquito D'Rivera, saxo alto y clarinete. Pablo Zinger, director. Alex Brown, piano. Renaud Garcia-Fons, contrabajo. Marc Miralta, batería. A. Chico O'Farrill: Tres danzas cubanas. Paquito D'Rivera: Conversaciones con Cachao. Estreno en Europa. Mozart-Paquito D'Rivera: Adagio. Paquito D'Rivera: Memories (Recuerdos). A. Piazzolla: Suite Piazzolla. E. Lecuona: Lecuonerías. Hoy, a las 20.30, en el Auditorio de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife) y mañana en el Auditorio Alfredo Kraus (Las Palmas de Gran Canaria). www. festivaldecanarias.com
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.