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Un solar de desguace

Por fuera tiene la pinta de un solar industrial cualquiera. Por dentro es un patio de tierra descubierto. Las piezas de automóvil esparcidas por todas partes y los coches desvencijados apuntan a que aquí se dedican al desguace de automóviles.

El propietario del negocio se hace llamar Correa y arrienda el solar desde hace ocho meses. Paga 1.000 euros al mes. A veces, "si algún amigo lo necesita", también repara coches. "El negocio es mío", alardea, apoyado en la grúa que usa para mover los coches y que un día perteneció a la flota municipal.

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