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Crónica:23ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Osasuna se deshace de sus fantasmas

El conjunto navarro frena la reacción del Zaragoza con una sólida defensa

Afrontar el miedo es admirable. Superarlo, un éxito. Osasuna tenía necesidad de deshacerse de sus fantasmas en forma de derrotas inmerecidas, fallos de concentración y errores defensivos. Y lo consiguió mediante un partido sobrio y valiente, con seriedad, sudor, mucha paciencia y un solo gol. El Zaragoza, en plena recuperación anímica, no supo enfrentarse a un rival tan pétreo y ordenado. Ni siquiera pudo lucir sus armas ofensivas, ésas que le han servido de colchón. Pero Milito ni estuvo ni se le esperó y Oliveira, en su única oportunidad, se topó con un gato viejo, Ricardo.

Fue la primera y la última ocasión en la que los atacantes de Irureta tomaron la espalda a la zaga navarra. La defensa planteada por Ziganda, con dos veteranos de la casa en el centro y dos excelentes jóvenes en las bandas, sirvió para asentar unas bases cómodas de control.

OSASUNA 1 - ZARAGOZA 0

Osasuna: Ricardo; Azpilicueta, Josetxo, Cruchaga, Monreal; Puñal, Javi García; Juanfran, Plasil (Héctor Font, m. 80), Vela (Delporte, m. 63); y Dady (Sola, m. 88). No utilizados: Elía; Javier Flaño, Astudillo y Pandiani.

Zaragoza: César; Diogo, Sergio, Ayala, Juanfran (Paredes, m. 46); Sergio García, Luccin, Celades (Zapater, m. 79), Gabi (Óscar, m. 73); Milito y Oliveira. No utilizados: López Vallejo; Pavón, Generelo y Matuzalem.

Gol: 1-0. M. 45. Plasil dispara y el balón tropieza en Ayala, que desvía la trayectoria.

Árbitro: Fernández Borbalán. Amonestó a Puñal, Monreal, Celades, Azpilicueta, Ricardo, Sergio y Sola.

17.230 espectadores en el Reyno de Navarra.

El choque se desvelaba en el centro del campo con las internadas de Juanfran y Vela por ambos flancos y la sensación de que el descanso llegaría con un empate sin goles. La última jugada se empeñó en contrariar esa idea. Plasil, muy activo, controló en el área, se revolvió y su lanzamiento tocó en Ayala, lo que descolocó a César.

El tanto despertó a los de Irureta, que se replantearon el encuentro tratando, y logrando, de tomar la posesión del balón y manejarlo con más criterio, pero arriba seguían sin respirar, ahogados por un Osasuna extremadamente eficaz en su defensa. En los minutos de mayor pugna, el Zaragoza intentó llegar mientras Osasuna se limitaba a aguantar con brío y aprovechar algún regalo, como un despeje de Sergio que dejó a Dady solo ante César. Ya al final, con los visitantes volcados en el campo osasunista, pero sin tino ni control, el reaparecido Delporte estrelló en el palo la última oportunidad de un partido que alivia a Osasuna y frena la reacción del Zaragoza.

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