Sublime Guti, demoledor Madrid
El equipo de Schuster arrolla a un Valladolid tan valiente como blando con dos goles y cuatro asistencias de su segundo capitán
El Madrid sacó el martillo y selló la goleada de la Liga con una suficiencia extraordinaria, con un preciso ejercicio de demolición que convirtió en un muñeco de trapo a un rival que se maquilló con exceso para jugar en Chamartín. Ni siquiera le hicieron falta los noventa minutos porque la primera media hora se entregó al Valladolid, que le hizo un rondo tan valiente y vistoso como poco efectivo. Mientras su adversario tutelaba el juego, el Madrid ni se inmutó. Sostenido por los estacazos de Sergio Ramos, ayer central, el equipo se mantuvo a la espera de algún chispazo. Este equipo no necesita grandes óperas. Con el Valladolid sin complejos y muy lejos de su cueva, apareció Guti, al que el grupo de Mendilibar descuidó de forma incomprensible. Si Guti llevaba un curso brillante, lo de ayer fue sublime: dos goles, cuatro asistencias y un pase de penalti, un registro sólo al alcance de los elegidos por mucho que aún queden solistas en contra de este virtuoso futbolista.
REAL MADRID 7 - VALLADOLID 0
Real Madrid: Casillas; Salgado, Sergio Ramos (Diarra, m. 57), Cannavaro, Marcelo; Guti, Gago (Soldado, m. 74); Robben, Baptista, Robinho (Drenthe, m. 15); y Raúl. No utilizados: Dudek; Balboa e Higuaín.
Valladolid: Asenjo; Pedro López, Rafa, García Calvo, Marcos; Álvaro Rubio, Vivar Dorado; Sisi (Sesma, m. 72), Víctor (Borja, m. 46), Capdevila (Óscar Sánchez, m. 58); y Llorente. No utilizados: Alberto; Aguirre, Baraja y Manchev.
Goles: 1-0. M. 9. Baptista. 2-0. M. 31. Raúl. 3-0. M. 33. Robben. 4-0. M. 39. Raúl, de penalti. 5-0. M. 44. Guti. 6-0. M. 60. Guti. 7-0. M. 80. Drenthe.
Árbitro: Ramírez Domínguez. Amonestó a Sergio Ramos y Asenjo.
79.300 espectadores en el Bernabéu.
El repertorio empezó cuando más apretaba el equipo pucelano. Sólo había planos de Casillas y sus defensas, Marcelo pasaba un calvario ante Sisi, Víctor anudaba a un contrario tras otro... De repente, Guti se alió con Robben, que al inicio jugó por la derecha, y el holandés conectó con Baptista, que llegó a su manera, como un panzer, y superó al joven Asenjo. El Valladolid se sintió aturdido, convencido de que nada había hecho para merecer un azote en el primer remate de su contrincante. Salvo liberar a Guti, lo que condena a cualquiera. Una semana antes, Juanito, del Almería, le había puesto los grilletes y al Madrid se le fue la luz. Mendilibar fue más allá de ese encomiable atrevimiento que distingue a los equipos españoles, tengan o no galones.
El gol de Baptista no alteró el guión del conjunto castellano, que a la media hora ya había sacado desde la esquina media docena de veces. Tampoco el del Madrid, que desde su propia trinchera convirtió en gol cada asalto a Asenjo. El Valladolid no sólo desatendió a Guti, sino que, con su defensa a kilómetros de su portero, homenajeó al rubio centrocampista, que una y otra vez ajustó la pelota en la nuca de los defensas morados. No había noticias de Raúl, de ariete puro por la lesión de Van Nistelrooy, hasta que Guti le hizo un guiño. El capitán tiró el desmarque a espaldas de los centrales y, tras sentar al meta rival, anotó el 2-0. Para entonces, el Madrid ya había perdido a Robinho, lastimado al principio, su delantero más hábil, el más capacitado para agrietar defensas en los últimos metros. A falta de Robinho, irrumpió el mejor Robben que ha visto Chamartín.
Hubo un tiempo en el que el ex jugador del Chelsea, asiduo paciente médico en Londres y Madrid desde hace un par de temporadas, también fue un futbolista eléctrico, escurridizo y con una zurda de toque muy delicado. Hoy no es el mismo. Las lesiones le han torturado. Pero ante el Valladolid dejó huellas positivas. Estuvo activo, directo y, lo mejor para su club, resistió todo el combate. Si desde la derecha contribuyó al primer tanto, desde la izquierda anotó el suyo. Cómo no, a pase de Guti, que se regaló dos goles a sí mismo, el segundo con cierto aire funambulista. El chico estaba tan iluminado que, tras un pase de Robben, la pelota le culebreó por un mal bote, pero su remate con la zurda rebotó en su tobillo derecho y salió escupida hacia la escuadra derecha de Asenjo. Para este Guti tan aplicado no hay imposibles. Como no lo fue que el Madrid lograra cerrar un tiempo con un 5-0, lo que no conseguía desde hace 48 años. Como no resultó extraño, en una tarde con todos los duendes a favor, que Drenthe acentuara su versión mejorada de los últimos tiempos.
El Madrid, con ese aire de peso pesado que le encumbra, dinamitó cualquier sospecha tras su patinazo en Almería. Lo hizo a lo grande, sin Van Nistelrooy ni Robinho, junto a Raúl sus mejores puñales, detalle que amplifica aún más su estruendosa goleada. Los secundarios se sintieron parte de la caballería, el Barça está otra vez fuera de órbita y el equipo complació a Schuster como nunca. Al inicio de la Liga, el alemán llegó a comparar al Madrid con Federer.
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