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Columna
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PSOE: fuerza y debilidad

Las listas electorales al Congreso muestran cuál es la realidad organizativa y política de nuestro país. Comentábamos la semana pasada hasta qué punto el PP en Galicia había retrocedido, ya no ofrece a la sociedad una propuesta gallega, ni siquiera desde el populismo que encarnaba Cuíña. Enrocado estos cuatro años el PP en lo más reaccionario desde su derrota, el señor Núñez Feijóo se ve obligado a recuperar a los ex alcaldes franquistas confesos, de Ares o de Ponteareas, y a apoyarse en los procesados por corrupción múltiple, como el de Tui. La vida es dura y a veces nos hace peores de lo que querríamos ser. El PP en Galicia hoy es una emanación pura de la madrileña calle Génova y aprovecha cualquier cosa, apura el vino hasta las heces.

En las listas del PSOE hay ministros y altos cargos del partido, pero se echa en falta a Galicia

¿Y cómo se nos presenta el PSOE? Lógicamente, como cualquier otro partido estatal su gran propuesta y su fuerza están en la candidatura a la presidencia del Gobierno, en este caso con un candidato según todas las encuestas bien valorado por el electorado y con un liderazgo muy asentado en su partido, lo cual da fuerza a su candidatura pues promete estabilidad, cosa que su rival en la derecha claramente no puede ofrecer, pues no controla el partido.

Pero es que, junto a ese bien valorado candidato a presidente, encabezan las cuatro provincias candidatos de peso. Probablemente nunca antes se han presentado unas listas como éstas, encabezadas por dos ministros, Elena Espinosa en Ourense y César Antonio Molina en A Coruña, y el secretario general del partido, José Blanco, en Lugo. En Pontevedra es el portavoz de cultura de su grupo parlamentario en el Congreso, Antón Louro; no está mal tampoco. No sabemos si es una suma de coincidencias o es cuidadosamente calculado, pero en apariencia es una oferta de mucho peso, parece que el partido fuese a por todas, como si quisiese mejorar e incluso adelantar al PP, que tiene entre nosotros una fuerte implantación social, labrada con tiempo y constancia. Desde luego, si votar en las elecciones fuese ir al mercado, una parte del electorado probablemente lo entienda así, dan ganas de comprar esa oferta, sin duda la más fuerte.

Pero en el mercado hay que sopesar las compras y en la política, nuestras decisiones. La oferta socialista es de peso pero, eso sí, se nos hace la misma oferta a los gallegos que en Burgos o Madrid. Desde el punto de vista del eje progresismo/derecha integrista no está nada mal, la derecha española es tan brusca que obliga a dibujar una respuesta progresista clara, pero si consideramos o deseamos que exista Galicia como una sociedad autocentrada, capaz de pensarse, encarar sus problemas y gobernarse responsablemente, echamos en falta en esas listas la presencia política de Galicia. Claro que para que esas listas fuesen una expresión política gallega tendría que existir un PSdG con personalidad y vida política propia, y no se ve que lo haya. No lo había antes de las elecciones y ahora ya sólo hay una Administración gobernada por los socialistas, el partido no está.

¿Es muy distinta la relación política con Galicia de esos ministros o responsables y las de otros ministros o gobernantes anteriores que también habían nacido en Galicia e incluso presentado a elecciones por Galicia? Sí, Franco era gallego, y su ministro de Información y Turismo, Fraga Iribarne, y Pío Cabanillas y Gonzalo Fernández de la Mora y el padre de Adolfo Suárez, y Mariano Rajoy..., ¿y qué? ¿De qué le sirvió a Galicia? Únicamente para que algún cacique local o provincial deambulasen por los pasillos a ver si conseguían alguna prebenda, algún favor para su diputación o alcaldía. Servilismo, clientelismo, basura política. Atraso.

Y no es una responsabilidad particular de esas personas el establecer un vínculo político con esta sociedad, no es un asunto personal, sino asunto organizativo. Esas personas, con sus limitaciones humanas y sus capacidades, sólo pueden ser expresión e instrumento de la ciudadanía gallega si son los candidatos presentados por una organización gallega, por un Partido Socialista Galego. Por un ente político que piensa el país, que hace propuestas como tal a la sociedad y como federación dentro del partido estatal en que está integrado. Algo así existe en Cataluña, no es un algo tan raro.

¿Son los candidatos socialistas los del PSOE simplemente o los del PSdG? ¿Cómo lo podemos saber?

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