Una historia desesperante
La historia de Taslima Nasreen es desesperante. La escritora, nacida en Bangladesh hace 45 años, lleva 14 huyendo de ataques, amenazas y fatwas que ponen precio a su cabeza (literalmente, puesto que, en general, animan a cortársela), sin lograr que se le conceda la nacionalidad india ni que se le garantice el derecho a vivir en ese país, donde debe negociar año tras año, o incluso mes a mes, su visado de residencia. (El actual caduca el próximo día 17, pero puede ser prolongado seis meses, hasta agosto).
Nasreen va siendo expulsada de ciudad en ciudad, perseguida por los fanáticos musulmanes que organizan manifestaciones y disturbios para exigir que abandone el país y rechazada por autoridades que dicen estar dispuestas a darle protección y asilo pero que la animan a marcharse, esgrimiendo la idea de que no es posible garantizar su seguridad. En marzo de 2007, un grupo de clérigos ofreció 1.800 euros a quien consiga decapitarla. El imán que dirige ese grupo religioso no fue detenido ni procesado.
La escritora Taslima Nasreen, que busca refugio en India, va siendo expulsada de ciudad en ciudad
Lleva 14 años huyendo de la amenaza de muerte de los fanáticos islamistas de su país natal, Bangladesh
En agosto de ese mismo año, Nasreen fue agredida por un grupo de unos 60 militantes islamistas en la capital del Estado de Andhra Pradesh. En noviembre, acosada por varios miles de furiosos manifestantes, tuvo que abandonar Calcuta, la ciudad donde quiere vivir y donde se habla su lengua materna, el bengalí, en la que ha escrito más de 30 libros, novelas, poemas y ensayos. Las autoridades de este territorio, comunistas, aseguran que no pueden hacer frente a los tumultos que organizan los clérigos islamistas.
Dispuesto a apaciguar a esos fanáticos antes que a proteger a Taslima Nasreen, el Gobierno ordenó su traslado a Jaipur, en Rajastán, pero las autoridades locales estimaron que la carga era demasiado pesada y la pusieron en la frontera. "Vino sin avisar y por razones de seguridad le pedimos que se fuese", anunció, sin inmutarse, el ministro regional de Interior. Escoltada por la policía al Estado vecino de Haryana, la escritora terminó en manos de agentes federales, que la llevaron a un apartamento secreto en Nueva Delhi. "La estamos tratando como si fuera un balón de fútbol", reconoció a AFP un portavoz del Partido Nacionalista Hindú, que teóricamente apoya el deseo de la escritora a quedarse en India.
Taslima Nasreen está harta, y muchos con ella, de que se la compare continuamente con Salman Rushdie y de que no se la trate como a él. El pasado mes de enero, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, quiso aprovechar su visita oficial a India para entregarle directamente el Premio Simone de Beauvoir, que le acaba de ser concedido (junto con otra musulmana amenazada de muerte por sus escritos, la somalí Ayaan Hirsi Ali). Las autoridades indias desaconsejaron vivamente el acto y Sarkozy optó por invitarla a viajar próximamente a París.
Nasreen, que se exilió inicialmente en 1994 en Suecia, ha vivido temporadas en Estados Unidos y en Francia, pero, al contrario que Rushdie, no es capaz de escribir en ninguna otra lengua que no sea el bengalí y no desea vivir en otro país que no sea India. Numerosos escritores e intelectuales de Calcuta apoyan su solicitud de nacionalidad y su deseo de vivir en la capital del West Bengala (East Bengala es el país natal de Nasreen, Bangladesh). La BBC recogió en su día las declaraciones del escritor Narain Ray: "Su única opción como escritora en bengalí es vivir entre nosotros, en Calcuta". La angustia de la escritora quedó también de manifiesto en unas declaraciones a AFP: "Si no puedo vivir en mi propio país, donde he sido condenada a la cárcel por insultar al islam, India es mi segundo hogar, donde puedo hablar en mi lengua materna y donde puedo escribir en mi propia lengua. ¿A qué otro sitio quieren que vaya?". Agobiada por los ataques que ha recibido su autobiografía (Dividida en dos), Nasreen aceptó suprimir algunas páginas: "Espero que la controversia ya no tenga sentido y que se reduzca toda la tensión que se ha provocado hasta ahora", explicó. "No es una rendición ante el fundamentalismo, sino un compromiso para enfriar la actual situación", aseguran sus amigos. Nada ha servido, sin embargo, para calmar a los fanáticos empeñados en expulsarla del país.
La extraordinaria furia que provoca Nasreen entre los fanáticos islamistas se debe tanto a sus criticas al islam como a su explícita defensa de los derechos de la mujer musulmana y a su realista descripción de sus deseos y necesidades. Sin embargo, el libro que originó los primeros ataques contra esta médica convertida en escritora se publicó en 1994 con el título Vergüenza y trataba de la violencia que ejercieron los musulmanes contra los hindúes en Bangladesh. -
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