Bullock culmina un reparto coral
El escolta estadounidense decide para el Madrid ante el combativo Akasvayu de Marc Gasol
Parecía que la cosa no fuera con él. Hasta que llegó el momento de la verdad. Louis Bullock zanjó la cuestión con una naturalidad pasmosa y despachó al correoso Akasvayu Girona de Marc Gasol.
La labor de aliño del escolta estadounidense se complementó con la brega de un equipo, el Real Madrid, alejado de todo divismo, en el que prima el trabajo colectivo y la seriedad. Posee figuras pero ninguna de ellas se permite la más mínima tontería y sólo alardes justos. Felipe Reyes trabaja a destajo, Raúl López maneja con soltura, Smith es una pesadilla para los rivales. Prima la austeridad. Sólo Bullock excedió el guión colectivo de un Madrid muy serio.
REAL MADRID 73 - AKASVAYU GIRONA 60
Real Madrid: Tunçeri (8), Bullock (20), Mumbrú (1), Reyes (10) y Aguilar (0) -equipo inicial-; Smith (13), Sekulic (6), Hervelle (13), Raúl López (0) y Pelekanos (2).
Akasvayu Girona: Sada (7), McDonald (3), Cvetkovic (8), Radenovic (6) y Marc Gasol (19) -equipo inicial-; Daniels (4), Montañez (3), San Emeterio (8), Whitfield (0) y Middleton (2).
Árbitros: De la Maza, Pérez Pérez y Perea. Sin eliminados.
9.500 espectadores en el Pabellón Fernando Buesa Arena.
4º CUARTO
3º CUARTO
2º CUARTO
1º CUARTO
15-20
22-17
15-10
21-13
Joan Plaza parcheó las bajas de sus pesos pesados, Papadopoulos y Hamilton, dándole cuerda al joven Aguilar y colocando un rato a Mumbrú de cuatro, con un poquito de allí y otro de allá. El trajín multiplicó las necesidades del Madrid bajo tableros. Marc Gasol le podía a Felipe Reyes. Era preciso prestarle apoyo en una tarea que se adivinaba fundamental para la suerte del partido. Mumbrú lo pagó con tres faltas que lastraron su actuación. La puesta en escena de Hervelle resultó fundamental para que el Madrid equilibrase la contienda, de entrada muy decantada para el Akasvayu, que aprovechó la buena compenetración de Gasol con Sada.
La aparición de Hervelle coincidió con la de Smith, que obligó mucho más a la defensa del Akasvayu a base de penetraciones o de triples. La cuestión es que los diez puntos de renta del Akasvayu se esfumaron en un visto y no visto y hasta dio la sensación de que el Madrid ponía la directa (33-27). Pero el Akasvayu se rehizo gracias a las pequeñas aportaciones de Radenovic y las constantes de Marc Gasol, que cometió su cuarta falta antes del último cuarto.
La cuestión quedaba lista para que sentenciara alguien con nervios de acero, don de la oportunidad y pulso certero. El Madrid efectuó una demostración de poderío táctico en la última acción del tercer cuarto en la que, con 48 segundos en danza, contuvo el ataque del equipo de Girona y apuró hasta la última milésima para lograr una canasta de Sekulic bajo el aro. Resultó fundamental. Le permitió entrar en el último acto con cinco puntos de ventaja (52-47). La labor de equipo la culminó Bullock, implacable en los instantes decisivos, cuando quedaban cuatro minutos y el Akasvayu todavía estaba a tiro de piedra (58-54). Nadie pudo con él. Fresco como una rosa, tomó la responsabilidad de decidir y lo hizo, como si nada.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.