La enemistad entre Aguirre y Gallardón se deja de disimulos
El alcalde no se sube a un autobús con la presidenta y ella evita besarle
El roce no hace el cariño, al menos en política. La enemistad entre la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, se dejó ayer de disimulos en la inauguración de la macroestación de plaza de Castilla.
Era el primer acto institucional en el que coincidían presidenta y alcalde -hasta ahora sólo se han visto en eventos de partido o, como la semana pasada, en una cena organizada por los empresarios- desde que se hizo pública hace tres semanas la lista del PP en Madrid que excluye a Gallardón. Y el regidor agitó su venganza por la vía de saltarse el protocolo.
La Consejería de Transportes había organizado el acto de manera que ambos mandatarios tenían previsto llegar en autobús al intercambiador, junto a los 60 alcaldes de los municipios de los que parten las líneas interurbanas que llegan a la instalación, que son casi todos del PP. Así, el vehículo se convertía en el primero en utilizar los accesos al intercambiador.
Pero Gallardón prefirió acudir al lugar por su cuenta y esperar en la dársena, acompañado de algunos de sus fieles concejales. A tan sólo unos metros de distancia aguardaba también el vicepresidente Ignacio González, ante quien finalmente se paró el autobús. Eso provocó por momentos situaciones kafkianas, con miles de cámaras luchando por el espacio para no perderse un detalle del encuentro entre presidenta y alcalde.
"Hasta en las islas Canarias se van a enterar de que tenemos un nuevo intercambiador en Madrid", bromeó después Gallardón, pues estaba acreditado medio centenar de medios.
El momento más fotografiado y observado se despejó rápido. Gallardón estrechó fríamente y muy rápido la mano de la presidenta y se lanzó a por la del consejero de Transportes, Manuel Lamela. Después, se colocaron para la foto de familia. "¡Que se besen, que se besen!", les gritaban los fotógrafos. Pero ni por ésas. "¿Vale el alcalde de Alcobendas o tiene que ser el de Madrid?", preguntó la presidenta como queriendo ser chistosa. Acto seguido se giró para besar al primero, Ignacio García de Vinuesa, del PP.
Luego llegó la visita por las instalaciones, sin que alcalde y presidenta se dirigieran la palabra, ni apenas se miraran. Ella hacía preguntas a Lamela; él se centraba en las palabras de José Manuel Pradillo, gerente del Consorcio de Transportes. Pasearon juntos, como si ambos quisieran estar en otro lugar. No es que estuvieran fríos, es que la actitud de ambos rayaba la grosería.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma
Archivado En
- Vicepresidencia autonómica
- Alberto Ruiz-Gallardón
- Esperanza Aguirre
- VIII Legislatura CAM
- Intercambiador
- Plaza de Castilla
- Gobierno Comunidad Madrid
- Presidencia autonómica
- Parlamentos autonómicos
- Actos oficiales
- Madrid
- Gobierno autonómico
- Transporte urbano
- PP
- Partidos políticos
- Comunidad de Madrid
- Parlamento
- Comunidades autónomas
- Conflictos políticos
- Ayuntamientos
- Política autonómica
- Gobierno municipal
- Administración autonómica
- Transporte
- Política municipal