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La eficacia policial ha evitado ya una decena de atentados

Máxima alerta ante el riesgo de ataques de ETA durante la campaña electoral

"Si ETA sigue así, sin actuar hasta el 9 de marzo, lo próximo será la entrega de las armas". La frase pronunciada el pasado jueves por uno de los mandos de la cúpula policial vasca reunida en San Sebastián junto al secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho, no era una boutade. Era simplemente la constatación de que la eficacia de las Fuerzas de Seguridad del Estado, básicamente la operación de Cahors en Francia en septiembre pasado y la desarticulación en enero del comando Elurra, autor del atentado de la T-4, ha trastocado los planes del jefe militar de ETA, Garikoitz Aspiazu Rubina, Txeroki, para condicionar las próximas elecciones. "Casi una decena de atentados evitados en los últimos meses", recordaba Camacho.

las fuerzas de seguridad del Estado están en "alerta máxima" por el peligro de que los etarras traten de realizar un atentado antes de las elecciones del 9 de marzo.

La percepción en España del riesgo de un atentado es alto o muy alto en el caso de un grupo islamista (44,1%), pero sube hasta el 50,1% cuando se interroga a los encuestados por el terrorismo etarra, según un estudio reciente. Esa percepción es más alta respecto a ambos terrorismos entre los votantes del PP que en los del resto de partidos, según un sondeo de Simple Lógica.

ETA ya tuvo enormes dificultades para romper el alto el fuego desde que anunció el 5 de junio de 2007 que "todos los frentes" estaban abiertos. No logró su primer atentado de impacto hasta el 24 de agosto, casi tres meses después, cuando tras un rosario de fracasos y detenciones a ambos lados de la frontera el comando Vizcaya colocó un coche bomba junto al cuartel de la Guardia Civil en Durango.

La reflexión realizada por el citado mando policial vasco el pasado jueves reflejaba la perplejidad ante el silencio de la única estructura que ETA mantiene operativa en Euskadi y responsable de todos los atentados en el País Vasco desde agosto de 2007: el comando Vizcaya, que encabezan los liberados (a sueldo) Jurdan Martitegi Lizaso y Arkaitz Goikoetxea Basabe y del que depende una red de activistas legales (no fichados).

El pasado 24 de diciembre, este grupo colocó una bomba en la Casa del Pueblo de Balmaseda y desde entonces había enmudecido. Demasiados días de silencio para el acoso que estaba sufriendo la banda y su entorno. Había sido detenido el comando Elurra, que estaba preparando un atentado en la precampaña electoral: un coche bomba en un aparcamiento de Azca, en Madrid. Además, estaba claro que se había puesto en marcha la maquinaria del Estado para ilegalizar ANV y EHAK. Sin olvidar los golpes policiales contra el terrorismo callejero en Álava, Vizcaya y Guipúzcoa.

Bidón con explosivos

Sólo 24 horas después de la reflexión del mando policial en San Sebastián llegaba la respuesta. Los terroristas del Vizcaya dejaban en un camino vecinal de Getxo (Vizcaya) un barril de cerveza cargado con 40 kilos de amonal y cordón detonante listo para atentar, a falta sólo de colocar el sistema de iniciación.

"Estoy convencido de que se había hecho un buen trabajo de información y que el objetivo estaba elegido. Todo estaba preparado para atentar, la carga direccionada y, por alguna razón que desconocemos, tuvieron que dejar el barril con los 40 kilos de amonal ahí", asegura un experto policial vasco.

El director de la Policía y la Guardia Civil, Joan Mesquida, que también se reunió el pasado 11 de enero en la capital donostiarra con la cúpula policial en Euskadi, ha reiterado que ETA "va a intentar estar presente en la precampaña o en la campaña electoral". ¿Tiene Txeroki un plan b después de que su "diamante en bruto", el comando Elurra, fue desarticulado en enero? Lo tuvo en diciembre de 2006. ETA tenía previsto romper la tregua con el comando Vizcaya de entonces, pero poco antes de la Nochebuena de ese año, la Ertzaintza neutralizó sus intenciones, localizó 213 kilos de explosivo en diferentes zulos en Amorebieta y Atxondo, y los terroristas huyeron. Txeroki puso entonces en marcha el plan b y, en tiempo récord, los integrantes del comando Elurra, que operaban a sus órdenes, fueron los encargados de dar el último aviso al Gobierno en la T-4. Era el 30 de diciembre. Ahora queda poco más de un mes para las elecciones generales.

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