Un año duro por delante
Haya o no recesión en Estados Unidos, la economía mundial sufrirá una notable desaceleración durante 2008
Si nos dejamos guiar por el pánico vivido en los mercados durante la semana, EE UU tiene la recesión a la vuelta de la esquina. Se cumplan o no los malos augurios, los economistas están de acuerdo en una cosa: la desaceleración de la mayor economía del mundo tendrá consecuencias de norte a sur y frenará una prolongada racha de crecimiento en todo el planeta.
"El proceso de restaurar la estabilidad en los mercados financieros será complejo y prolongado, por lo que parece inevitable una ralentización significativa del crecimiento mundial en 2008", afirma Masood Ahmed, director de Relaciones Externas del Fondo Monetario Internacional. Según Ahmed, la economía de EE UU crecerá "por debajo de su potencial" este año, pero no caerá en recesión gracias a los sólidos apoyos que le proporcionan tanto los sustanciosos beneficios de sus empresas como el buen manejo macroeconómico de su Gobierno. Los datos más recientes y la volatilidad de los mercados han obligado al FMI a modificar a la baja sus previsiones de crecimiento de la economía mundial para este año, cuya presentación -prevista en un principio para el pasado viernes- se ha retrasado hasta el próximo miércoles.
Después de 15 años de expansión ininterrumpida, el consumo empieza a dar muestras de agotamiento
Goldman Sachs pronostica una "breve y corta" recesión en EE UU, con un crecimiento del 0,8% en el conjunto de 2008, un punto inferior al calculado tan sólo semanas atrás. El banco de inversión anticipa un "moderado" impacto en el resto de la economía mundial, que se expandiría a un ritmo del 3,7%, tres décimas por debajo del 4% previsto.
Caterpillar avisa
El fabricante de maquinaria industrial Caterpillar, cuyos resultados son un termómetro fiel de la temperatura económica de EE UU, anunció el viernes un "crecimiento anémico" de sus ventas y advirtió de que hay una "clara amenaza" de estancamiento en la actividad. "La debilidad de la economía se ha propagado desde la construcción de viviendas a la construcción no residencial y, recientemente, al empleo y las manufacturas", dijo la empresa.
La inquietud por un posible retroceso de la economía de EE UU se agravó nada más comenzar 2008, tras conocerse que el desempleo subió en diciembre hasta el 5% de la población activa. Algunos economistas consideran que la recesión ya ha comenzado y apoyan su tesis en los datos más recientes. El índice ISM, que sirve para medir la actividad en el sector manufacturero de EE UU, ha bajado del nivel 50%, lo que tradicionalmente indica una contracción de la economía. Según la Reserva Federal de Filadelfia, 23 de los 50 Estados de EE UU tuvieron un crecimiento negativo en el mes de diciembre. Además, los bancos siguen reconociendo enormes pérdidas como consecuencia de la crisis subprime y son cada vez mayores las sospechas de que no se ha dicho aún toda la verdad.
EE UU ha sufrido dos recesiones en los últimos 25 años, ambas cortas y suaves. En 2001, el estallido de la burbuja de las puntocom contrajo el PIB estadounidense sólo un 0,4%. Durante el bache de 1990-1991, la economía menguó un 1,3%. Los más pesimistas creen que este año será peor porque nos encontramos ante una combinación letal que se ha dado en pocas ocasiones: aumento del endeudamiento, crecimiento del paro y subida de los precios de la energía y de los alimentos.
Tras 15 años de expansión ininterrumpida, el consumo -motor de la economía mundial- empieza a dar señales de agotamiento. A las reticencias de los estadounidenses a gastar se han sumado las crecientes dificultades que los bancos están poniendo a la hora de prestar dinero -otra consecuencia de la crisis suprime-.
La clave para evitar el desastre -o para minimizar sus efectos- es apuntalar el consumo. Con ese objetivo, el Gobierno de George W. Bush ha puesto en marcha un plan de revitalización económica y la Reserva Federal ha rebajado los tipos de interés tres cuartos de punto, hasta el 3,5%.
Juan Iranzo, director del Instituto de Estudios Económicos (IEE), opina que la evolución del consumo privado será determinante. "La evolución de la Bolsa a finales de la semana pone de manifiesto que la economía no está desacelerándose tanto como se temía", señala Iranzo. "Hay una clara ralentización de la actividad, pero lo que más me preocupa de EE UU es que sigan cayendo los precios de la vivienda, con el peligro de que aumenten los impagos y se agrave la crisis subprime". Pese a todo, Iranzo cree que la economía mundial cerrará el año con un crecimiento del 4%.
Mecanismos de defensa
Los menos pesimistas recuerdan que la economía de EE UU tiene fuertes mecanismos de defensa. Subrayan que la debilidad del dólar hace más atractivos los productos estadounidenses en el resto del mundo y ven muy difícil que el PIB registre dos trimestres seguidos de crecimiento negativo, condición indispensable para declarar una recesión en toda regla.
Gustavo Trillo, director de gestión de JP Morgan Asset Management en España, sí cree posible que haya una contracción en los seis primeros meses del año, pero pronostica una recuperación en la segunda mitad del ejercicio.
Haya o no recesión, la crisis servirá para saber si EE UU, que genera todavía el 30% de la actividad mundial, sigue siendo el factor dominante en la buena salud económica del resto del mundo. El multimillonario inversor George Soros habla del fin de una era de expansión que ha durado 60 años. Otros no van tan lejos, pero están de acuerdo en que acaba un largo periodo de bonanza en las economías desarrolladas. Soros ha insistido durante toda la semana en que las turbulencias de los mercados son una señal de que la influencia y el poder se mueven hacia los países en desarrollo, especialmente hacia China. La actual crisis, sostiene, marca el fin de una era de expansión del crédito basada en el dólar como moneda internacional de reserva.
¿Y Europa? El consenso entre los economistas es que el BCE no seguirá la senda de la Reserva Federal, por lo que no esperan cambios sustanciales en la política monetaria. Su presidente, Jean-Claude Trichet, ha dejado claro esta semana que su prioridad es la lucha contra la inflación, no la desaceleración económica ni las turbulencias en los mercados. Trillo, de JP Morgan, cree que, al menos hasta mediados de año, no habrá cambios en los tipos de interés, actualmente en el 4%.
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