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La precampaña electoral

Duran promete no pactar con el PP

El democristiano sostiene que sólo CiU podrá condicionar a Zapatero

El democristiano Josep Antoni Duran Lleida no acudirá al notario, como hizo su homólogo convergente Artur Mas en las pasadas autonómicas, para certificar su rechazo a un pacto de legislatura con el Partido Popular. Le bastó expresar ayer públicamente su compromiso ante el Consejo Nacional de Convergència i Unió (CiU), donde asistieron casi medio millar de cuadros de la coalición, que aprobaron por asentimiento la composición de la listas y el programa [véase el cuadro adjunto] con que los nacionalistas concurrirán a las legislativas del 9 de marzo.

La promesa de Duran vino a cuento después de que esta misma semana, en Barcelona, Mariano Rajoy afirmara que el PP nunca retirará su recurso contra el Estatuto ante el Tribunal Constitucional si de ello depende un hipotético acuerdo con CiU. Y esta es una condición inexcusable de los catalanes para sentarse a la mesa de negociaciones.

Un pacto con Rajoy significaría ahora mismo la bancarrota política para Convergència i Unió. El electorado nacionalista nunca ha disimulado su antipatía hacia los populares, sobre todo el convergente. Esta animadversión se ha acentuado tras la deriva derechista de Rajoy y la incorporación a su candidatura de Manuel Pizarro, a quien la mayoría de catalanes culpa del fracaso de la OPA de Gas Natural sobre Endesa y de los macroapagones del verano pasado en Barcelona. Además, el declive electoral de CiU fue inmediato a su apoyo a la mayoría absoluta de José María Aznar. "El PSC intenta hacer ver a la ciudadanía que viene el lobo del PP y que CiU quiere pactar con ellos, cuando ya saben que nosotros no pactaremos con el PP", aseguró. Y remató su promesa: "Pese a saberlo, pese a vernos en unas posiciones muy contundentes hacia el PP, lo irán repitiendo, porque [los socialistas] no tienen otra idea e intentan engañar a la ciudadanía".

Así que a Convergència i Unió y a Duran Lleida sólo les queda el PSOE como posible aliado para después del 9-M. Pero no un PSOE cualquiera, sino uno agarrado algo así como del gaznate por parte de los nacionalistas, siempre y cuando éstos sean capaces de obtener suficiente apoyo en las urnas para condicionar la acción de gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. "En Cataluña tenemos dignidad y memoria de las mayorías absolutas", afirmó el dirigente de CiU.

En opinión de Duran, el voto a su coalición es el único eficaz para defender ante Madrid los intereses de Cataluña porque afirmó -para regocijo de la militancia-: "El PSOE y el PP en España son diferentes, pero en Cataluña son iguales". Tampoco sirve Esquerra Republicana -una apetecible tentación para un sector de CiU- porque, a su juicio, ha malogrado su capital político durante esta legislatura y ha desaprovechado su posición de bisagra para condicionar a Zapatero "en favor" de Cataluña.

Como buen democristiano, Duran Lleida emplazó a la militancia a tener "fe en el éxito", en que, por fin, Convergència i Unió podrá tocar algo de poder tras ser arrinconada a la oposición en Cataluña. Parafraseando al ex presidente de la Generalitat Francesc Macià, el candidato nacionalista afirmó: "No hemos de perder la fe en el éxito, porque de lo contrario podemos ser conquistados en las urnas el 9 de marzo". Y si Cataluña, añadió, "es conquistada" en las generales "perderá su dignidad".

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Más allá de las típicas críticas de mitin hacia los contrincantes, Duran y su compañero de filas Artur Mas apelaron a combatir la abstención. También se esforzaron para hacer un llamamiento a la unidad de la familia nacionalista, ante el temor de que Duran pueda sufrir un cierto voto de castigo por parte de un sector convergente.

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