La violencia que no cesa
Dediqué el pasado año uno de mis artículos a las víctimas de la violencia de género que parece no acabar nunca. Es algo con lo que nuestra sociedad está acostumbrándose a convivir, lo que no deja de ser dramático.
Es sin duda estimable el esfuerzo que están desplegando los gobiernos de España y de la Junta de Andalucía por lo que a nuestra comunidad se refiere, sin olvidar de otro lado el importante papel que los ayuntamientos están llamados a desempeñar, pero la alarma que las muertes y malos tratos sufridos por muchas mujeres, víctimas de la barbarie que sus parejas llevan a cabo, continúa sin embargo sonando en el interior de nuestras conciencias.
En Andalucía, al finalizar el año se ha comprobado que el número de víctimas mortales ha descendido a ocho, frente a las diecisiete del pasado año e, igualmente, en comparación con los años anteriores ha aumentado de forma muy considerable el número de denuncias presentadas ante la policía y juzgados llevándose la palma sobre este particular la ciudad de Málaga.
Pero si este menor número de muertes en Andalucía -donde el año anterior se aprobó la ley contra la violencia de género- debe recibirse con satisfacción, así se ha hecho desde diversos foros, debido sin duda a la labor que institucionalmente se viene produciendo y a una mayor concienciación ciudadana, no ha de caerse sin embargo en el triunfalismo. Las estadísticas revelan que en algunas ocasiones después de este tipo de disminuciones se produce un aumento al año siguiente.
Esperemos que no se repita ese aumento en España y dentro de ella, claro, en Andalucía en 2008, pero cuando esto escribo ya se han producido tres muertes en el mes de enero, perdiendo igualmente la vida dos niños. Y no hemos de olvidar que en el conjunto de España las víctimas mortales han sido el año anterior 74, una de ellas quemada viva, número sin duda más que elevado.
Es del todo punto necesario que todas las Administraciones redoblen sus esfuerzos para tratar de erradicar esta plaga, suministrando la mayor información por todos los barrios de las ciudades y a todas las asociaciones vecinales, sin descuidar nunca a la población venida de otras tierras dado que el cuarenta por ciento de las víctimas eran extranjeras y en cuyos países de origen la educación es bien diferente a la nuestra.
Se ha de informar intensamente sobre los derechos de las víctimas, económicos, laborales, prestaciones de la seguridad social, los que corresponden a quienes sean funcionarias y la asistencia jurídica gratuita. Los procedimientos penales el año 2006 en Andalucía sobrepasaron los 20.000 y cuando uno piensa en todos los malos tratos que no se denuncian produce escalofrío.
Dícese que la solución está en la educación. Cierto es, pero eso llevará mucho tiempo, debiendo comenzarse por la escuela. Pero a esos salvajes que carecen de la debida educación, además de las condenas que les corresponda, se les ha de procurar aplicar un período intenso de reeducación, debiendo poner todos los medios necesarios a disposición de quienes tan importante función están llevando a cabo, como, entre otros, los establecimientos penitenciarios de Alhaurín de la Torre y Granada.
Ojalá no tenga que volver a escribir sobre el tema. No me gusta hacerlo sobre lo que repugna, pero....
Juan José Martínez Zato fue vocal del CGPJ. y teniente fiscal del Tribunal Supremo. Es concejal socialista del Ayuntamiento de Málaga.
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