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Reportaje:

Un mes "de locos" con Isinbayeva

La pertiguista Naroa Agirre vuelve a España después de compartir entrenamientos con la campeona olímpica y su técnico en Italia

Dice Naroa Agirre (San Sebastián, 1979) que todavía está "algo perdida", a la búsqueda de recuperar sus "sensaciones" sobre la pértiga. La saltadora, campeona de España y récord nacional (4,56 metros), ha vuelto a casa después de pasar un mes en el centro de alto rendimiento de Formia, cerca de Roma. Allí, junto a su entrenador y marido, Jon Karla Lizeaga, ha compartido sesiones de seis horas diarias de trabajo con Yelena Isinbayeva, la dominadora sin discusión de la especialidad. "Es una ganadora. Y fuera de la pista, una persona muy normal", confiesa.

Pero, más que eso, a Naroa le interesaba comprobar cómo se desenvuelve Vitaly Petrov, el técnico que ayudó a encumbrarse a Serguei Bubka y está haciendo lo mismo con la pertiguista rusa. "Ha sido una grandísima suerte estar con él. Está encima del atleta para corregirle todo. Busca la perfección", explica, aunque en ciertos momentos haya sido "un mes de locos". Ahora, a su regreso, Naroa Agirre quiere procesar lo que ha aprendido. "Hemos recibido mucha información nueva, y eso te deja un poco desorientada. Aún no sé como voy a llegar a Valencia", añade. La ciudad alberga el Campeonato del Mundo de Pista Cubierta del 7 al 9 de marzo.

"He llegado a 4,56m, pero mi potencial es mayor. Necesitaba un empujón"
"Isinbayeva es muy trabajadora. Todo lo que hace tiene una causa y un propósito"
La española ha corregido su técnica de pasos, la posición de rodilla, cintura...
"Su entrenador lo corrige todo. Me cambió tantas cosas que me sentí perdida"

"Teníamos ganas de probar con Petrov. A mí se me cruzaron los cables y como estamos en año olímpico... Jon Karla y yo habíamos conseguido llegar hasta los 4,56 en cuatro años, pero creo que mi potencial es mayor. Necesitaba un empujón para mi carrera", subraya. De ahí salió la idea de trasladarse a Formia. Petrov lo supervisa todo, e instruye a la saltadora y también a su técnico. Vigila cada paso con minuciosidad, como si fuera el rodaje de una película. "Lo corrige todo. Cambiaba tantas cosas de las que yo hago de manera habitual que a veces me sentía perdida. En San Sebastián estaba con mi técnica de 12 pasos. Aquí era diferente. Pero él tiene clarísimo todo. Te explica cómo puedes mejorar la posición de la rodilla, de la cintura, hasta el lanzamiento de balón medicinal, y tu sólo puedes pensar: 'claro, cómo no me había dado cuenta antes". Petrov no se fija en el currículo para impartir conceptos. "A todos les decía cómo progresar, y también con Isinbayeva", apunta Agirre. La saltadora rusa, que abandonó su país hace tres años para trabajar con Petrov en Italia, ha coincidido con Naroa en numerosas competiciones. Pero la atleta quería analizarla sobre la pista de entrenamiento, saber qué métodos la han llevado a fulminar marcas imposibles. "Es igual que en las pruebas. Una ganadora. Es muy trabajadora, todo lo que hace tiene una causa y un propósito". ¿Y fuera del tartán? "No se le nota que sea campeona del mundo. Es muy normal y agradable en el trato. No nos hemos ido de compras, pero sí que hemos estado juntas a la hora de entrenar y de comer".

Lo cierto es que, después del esfuerzo, "no teníamos tiempo para nada más". Todavía no saben cuándo, pero tanto la saltadora como su entrenador tienen claro que volverán a Formia. "Pero en períodos más cortos, de una o dos semanas. Es otra filosofía de trabajo, y se aprende mucho. Además, se preocupan por la persona, por saber cómo te adaptas a lo que ellos dicen".

De momento, Agirre piensa introducir "poco a poco" los mensajes que le ha transmitido Petrov. "Es pronto para cambiar todo de golpe. En pista cubierta quiero competir con mi técnica, que no es perfecta, según Petrov, pero que es mía. Luego, con la vista en los Juegos, retomaré lo que él me ha dicho".

Naroa Agirre.
Naroa Agirre.EFE

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