Territorios urbanos protegidos

Lara Almarcegui (Zaragoza, 1972) presenta una doble intervención en el Centro Galego de Arte Contemporáneo. Por un lado, da a conocer un descampado que desaparecerá pronto en Fontiñas -del que edita un mapa que describe su historia- y, por otro, ha levantado el suelo de piedra de un patio del CGAC haciendo que éste parezca un descampado. Con su trabajo, explora espacios urbanos: "Reacciono a lo que me rodea, la ciudad, cómo se construye y se usan sus espacios. Encuentro un exceso de planificación, por eso busco sitios que escapen a ella", comenta. Son espacios en desuso: "Los descampados, los edificios que serán o están siendo demolidos son los únicos lugares urbanos donde todo es posible. Los presento como otra opción, tal cual están, desprovistos de función y abiertos a todo tipo de posibilidades", añade.

Desde hace años trabaja en una Guía de Edificios en Ruinas de Holanda

Establece una dinámica de trabajo tomando la ciudad como marco, realiza "proyectos en el espacio público usando la sala de exposiciones como centro de producción, negociación y comunicación con el público". Su formación académica -vive y trabaja en Rotterdam, fue alumna invitada en la Facultad de Bellas Artes de Hamburgo y, tras su estancia en la Ecole des Beaux Arts de Nantes, hizo el posgrado en Amsterdam- le lleva a trabajar en contextos e idiomas diferentes, sin estudio. En cada ciudad crea equipos que le ayudan a investigar. "Siempre he confiado mucho en el trabajo de campo, pasar tiempo en el lugar, preguntar a los vecinos tanto como a los urbanistas. En vez de una estrategia google earth, es decir alejarse, pretendo acercarme y mezclarme con el lugar al máximo", comenta.

Tras la investigación, viene la intervención. "Señalo los lugares para que la gente les preste atención, transformándolos lo mínimo posible, manteniendo su carácter abierto sin definir", dice. Así, invita a la gente a un lugar, a ver una demolición o entrar en un descampado a través de anuncios, guías o consiguiendo el permiso para abrir un terreno cerrado. Otras veces, realiza acciones de más envergadura "cavar para ver qué hay debajo de un lugar, renovar un mercado que van a demoler o averiguar con qué materiales se ha construido un edificio o una ciudad", cuenta.

Con uno de sus proyectos consiguió que un descampado anexo al Puerto de Rotterdam se conservase tal cual para siempre. Desde hace años trabaja en una Guía de Edificios en Ruinas de Holanda desde el siglo XIX hasta ahora. "Una publicación enorme que muestra 200 edificios destrozados, un país desmembrándose, alejado de la idea de vanguardia que presenta", comenta. En enero estará en una exposición sobre arte y ecología de la Fundacion Sandretto de Torino. "Allí planeo calcular el peso del edifico", avanza. Ese mismo mes participará en ESTRATOS (primera edición del PAC, proyecto de arte contemporáneo Murcia) con su intervención La montaña de escombros para la que ha encontrado una casa que va a ser demolida y ha acordado con los demoledores que guarden sus escombros. "Durante la exposición, los llevaremos al solar. Donde antes había una casa, habrá una montaña de escombros de la casa. Una escultura en la que lo importante es el volumen y su escala, un proyecto sobre el pasado y futuro de un edificio que permite ver qué materiales lo componen. Me gusta pensar en una receta de cocina de una tarta, pero con un edificio", dice. En primavera publicará en Bilbao, con la Sala Rekalde, una guía de descampados en torno a la ría. "Esta zona está cambiando a toda velocidad, parece necesario y urgente hacer un trabajo así", concluye.

Actualmente, Lara Almarcegui se encuentra instalada en Rotterdam, desde donde continúa planteando su exploración de los espacios urbanos, de sus márgenes y sus autoconstrucciones. Manifiesta especial interés por los espacios vacíos y en desuso. Uno de sus trabajos más conocidos es el Wasterlands Map Amsterdam, un mapa con el inventario de todos los lugares vacíos de la ciudad publicado como una guía para visitarlos.

"Voy a invitar al público a visitar un descampado que va a ser construido enseguida, un lugar que va a desaparecer, el último terreno vacío del barrio de Fontiñas donde se ha construido muchísimo, donde hay restos de vida rural que desaparece: la última hortelana de la zona, vegetación salvaje e incluso un torrente que lo atraviesa. Esta mezcla espontánea es única de este descampado".