Maneras y maneras
En los asuntos del habla, como en todo, hay maneras y maneras. Y unas mejores que otras. Nos pasamos media vida recomendando una y otra vez a nuestros chavales "que pidan bien las cosas", para terminar, de adultos, exigiendo hasta la hora. Curiosamente, como peticionarios, solemos ser bastante tolerantes y permisivos con lo de "guardar las formas", y sin embargo no llevamos nada bien que nos pidan las cosas mal. Y en este tema, lo del lugar es lo de menos: las malas maneras entorpecen las relaciones con la familia, con los colegas, y nos dan hasta mil patadas con el jefe. Y esto es así porque, por encima de rangos y jerarquías, las personas aspiran a sostener relaciones equilibradas con los demás, y rechazan todo aquello que suene a exigencia o a imposición. A la vista de ello, lo de mejorar el tono y las maneras de nuestras conversaciones podría ser un buen propósito para el año entrante. Y los siguientes.
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