Saltos en el mar
El defensa fortaleció sus piernas en la playa con pesos atados a los pies
La arena de playa es una de las bases más sólidas de la preparación física de los futbolistas brasileños. Cuando le preguntaban cómo había conseguido ser tan potente, Romario echaba mano de las playas de Copacabana. Si le preguntan por qué es tan fuerte y tan resistente, Alves se remonta a su juventud en las playas de Bahía. En Brasil, los chicos de la costa se sienten más fuertes que los del interior. Están convencidos de que las horas de carrera continua que echaron en las arenas del Atlántico resultaron tan fatigosas como productivas. Képler Laveran, más conocido como Pepe, no es una excepción. Al contrario, es la regla exagerada.
El hombre recuerda que durante su juventud, cuando ingresó en la cantera del Corinthians Alagoano de su ciudad natal, Maceio, su mayor obsesión era ganar fuerza. "Me hice muy resistente y trabajé la potencia en la playa", explica; "de ahí proviene mi velocidad".
El domingo en el Camp Nou, cuando el Barça asediaba el área de Casillas, el central nacionalizado portugués tuvo la ocasión de ponerse a prueba junto a Eto'o en una carrera sobre diez metros. Cuando Eto'o persiguió el balón al espacio, durante una jugada en la primera parte, Pepe le recortó un metro en diez. Puso el cuerpo y cubrió la pelota antes de despejarla. Eto'o, uno de los puntas más veloces del mundo, supo entonces que había dado con un hueso. Un tipo de virtudes físicas producto de la naturaleza y de la abnegación.
"Cuando era un cadete, no era un buen saltador", recuerda Pepe; "mi padre me ayudó a mejorar el salto. Me metía en el mar con un peso atado a los pies y el agua cubriéndome hasta la cintura. Saltaba todas las semanas así. Hasta que fui ganando altura".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.