A por las industrias y servicios que no quepan en Madrid
El primer tren de alta velocidad que cubrirá el recorrido entre Madrid y Valladolid -198 kilómetros en 55 minutos- hará su entrada en la estación de Campo Grande a las 11.30 de mañana. La nueva línea acortará en 68 kilómetros, además, el trayecto ferroviario de toda la vida. Pero la llegada del AVE también sitúa a la capital de Castilla y León ante un reto: comprobar si la ciudad se convierte en un simple lugar de paso entre Madrid y el norte de España o, por el contrario, aprovecha la nueva infraestructura para propiciar un despegue económico.
En Valladolid se dice que la obra, con una inversión superior a 4.200 millones, 18 viaductos, cuatro grandes túneles e intercambiadores es el proyecto más importante del último medio siglo. Los empresarios confían en que el AVE hará de Valladolid una "alternativa" industrial y de servicios al Madrid más saturado, con "prometedoras" perspectivas de crecimiento, según augura el presidente de la Cámara de Comercio, José Rolando Álvarez.
El AVE ha tenido una gran aceptación. En la primera semana se agotaron los billetes más baratos para los tres meses siguientes. Renfe estima además que en 2008 los usuarios de la línea rondarán los 700.000. Y aunque algunos reconocen que los políticos regionales y locales se han dormido sin preparar infraestructuras que atraigan nuevas inversiones, se respira optimismo.
El delegado del Gobierno en la provincia, Miguel Alejo, cree que el nuevo tren ayudará "a repartir mejor la riqueza". Otros trabajan para que el AVE acerque a Valladolid a las empresas, en lugar de llevarse las que hay. Es el caso del presidente de la Diputación, Ramiro Ruiz Medrano, empeñado en promocionar en Madrid suelo industrial "mucho más barato" en las 14 instalaciones industriales de la provincia.
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