Anna Wintour, nuevo objeto de deseo para los 'paparazzi'

El tabloide The New York Post ha levantado la veda. La foto más ansiada por los paparazzi neoyorquinos estos días es la de la directora de la edición estadounidense de la revista Vogue después de su supuesto lifting. "Parece más joven que los 58 años que tiene", decía el diario en su célebre Página Seis el pasado 11 de diciembre. "Tiene una cara diferente, labios hinchados y unos ojos más elevados", admitía una fuente anónima en el diario.

Cualquier novedad relacionada con la temida jefa de Vogue llena páginas y páginas de los diarios sensacionalistas neoyorquinos. Desde su relación con el magnate tejano Shelby Bryan, de 61 años, a las campañas del grupo ecologista PETA, cuyos miembros le estamparon una tarta de merengue en la cara durante la semana de la moda de París de 2005. En anteriores ocasiones le enviaron paquetes con animales muertos y le dejaron el cadáver de un mapache en el plato mientras comía en el restaurante del hotel Four Seasons en Nueva York.

Éste no ha sido un año demasiado tranquilo para Wintour, después de la resaca de la película El diablo viste de Prada, estrenada el año pasado e inspirada en su trabajo en Vogue. De verdadero sobresalto cabe calificar el intento de asesinato, en el que se vio envuelta. En agosto se supo que el ex periodista de la revista Women's Wear Daily Peter Braunstein quiso matar a Wintour y, ante la imposibilidad de llegar a ella, acabó atacando, secuestrando y violando a una compañera de trabajo en 2005.

En una entrevista concedida desde la cárcel esta semana al New York Post, Braunstein ha afirmado: "Todo el mundo sabe que quería matar a Anna Wintour. Pero no sólo a ella. Quería quitar de en medio a todo el staff de Vogue y varias personas de Fairchild [la editora para la que trabajaba]". Braunstein entró disfrazado de bombero en la casa de su compañera de trabajo, a la que ató a la cama y violó durante horas.

Anna Wintour, la persona más influyente en la moda mundial, gana dos millones de dólares al año, según la revista New York Magazine, una cantidad que recibe aparte de un presupuesto de 500.000 dólares para ropa personal, un chófer y una suite en el hotel Ritz de París cada vez que se desplaza a la semana de la moda de la capital francesa.