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Crónica:16ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Atlético pierde la gracia

Pese a dominar, el equipo rojiblanco no es capaz de derribar a un Recre que pudo sorprender

Dominó. De sobra, además. Pudo ganar con aquel disparo salvaje de Luis García que Sorrentino mandó a un lateral. O con la vaselina de Agüero que el portero dejó en nada. O con los pases interiores de Forlán, el mejor del partido, que sus compañeros fueron desperdiciando sin disimulo. El Atlético se adueñó del balón en Huelva, apostó por el toque y se volvió a casa con un paupérrimo premio. Y aún le pudo ir peor. Lo evitó Abbiati.

Le tenía ganas el Recre (empezando por su público) a Agüero, a quien no perdona que la pasada temporada le birlara la victoria en el Calderón merced a aquel célebre gol que salió de su mano enguantada. Así que el chico recibió todo tipo de improperios por parte de la grada cada vez que se dejaba ver. Y recibió alguna que otra patada, seis según el árbitro (muchas más según él) que cortaron de raíz casi todas sus arrancadas. Por ahí sufrió el Atlético, que no logró darle continuidad a su juego.

RECREATIVO 0 ATLÉTICO 0

Recreativo: Sorrentino; Pampa Calvo, Cáceres, Bouzón, Poli; Marquitos (Barber, m. 67), Vázquez, Martins (Rosu, m. 81), Aitor; Camuñas (Varela, m. 87) y Sinama. No utilizados: Luque; Quique Álvarez, Dani Bautista y Congo.

Atlético de Madrid: Abbiati; Perea, Pablo, Eller, Pernía; Maxi, Cleber, Raúl García, Simao (Reyes, m. 67); Agüero (Luis García, m. 67) y Forlán. No utilizados: Falcón; Valera, Zé Castro, Miguel y Mista.

Árbitro: Daudén Ibáñez. Amonestó a Pablo, Pampa Calvo, Maxi, Poli, Bouzón, Reyes y Perea.

Unos 20.000 espectadores en el Colombino.

Vivió enfadado Agüero. Con el público, que le ensordeció; con los rivales, que le acosaron; con su fútbol, que le abandonó. Tuvo en sus pies el partido, el triunfo, la gloria. Pero se fue solo y dolorido al vestuario. Tuvo dos ocasiones para romper las dudas y dinamitar el choque. Las tiró a la basura pese a que en ambas sólo le acompañaba la soledad. En una resolvió, es un decir, con un disparo, o algo así, tan flojo, tan poca cosa que Sorrentino lo detuvo con los ojos cerrados. En la otra intentó marcar de vaselina, esa maldita vaselina que se empeña en conseguir. Ni se inmutó Sorrentino, que la cazó en el salto.

Al Atlético le dio por el toque, un hecho poco habitual siendo como es un equipo más proclive al fútbol directo. Llegó incluso a enhebrar jugadas de más de 30 pases, que le llevaron a ejercer un dominio a ratos aplastante. Mandó en el partido, sin sufrir más que cuando su defensa, que cumplió mejor que en ocasiones precedentes, se enfrentaba a cualquier jugada a balón parado. Porque puede ocurrir, y ocurre, que con un simple centro lejano la zaga del Atlético se eche a temblar, se líe, se descomponga, se abochorne. Dos ejemplos: largo viajaba el balón remitido desde 50 metros y a por él se fue Pablo, que midió mal y se quedó sin aire, sin sitio y sin balón. Con la mano lo detuvo. Peor le fue a Pernía, que quiso sujetar la pelota con el pecho en el mismo borde del área y no hizo sino dejarlo a los pies de Camuñas, que se plantó solo ante Abbiati para que éste rechazara su disparo en una magnífica intervención.

El partido fue, casi siempre, del Atlético, al que el Recre regaló el balón excepto en un tramo del segundo acto. Y es que el conjunto de Víctor Muñoz tiene poco (o nada) que ver con el equipo que deslumbró la pasada temporada. Las ausencias de Viqueira y, sobre todo, de Cazorla, le han dejado huérfano de imaginación en el centro del campo. Es ahí donde desperdicia su valiente apuesta. Ayer tuvo un par de oportunidades que Abbiati mandó al limbo, pero siempre dio la sensación de que se conformaba con no ser arrasado por su rival.

Sólo cuando dejó de preocuparse por Agüero, y el Atlético bajó la guardia, se dejó ver el Recreativo en el ataque. Pero el partido estaba en manos de su rival, al que le faltó capacidad de improvisación. El tramo final mostró a un Forlán que no se conformaba con el resultado, y que acudió a todas partes, como si le fuera la vida en ello, intentando encontrar algún socio sobre el campo, en algún hueco, alguien que le entendiera. Se fue sin conseguirlo para decepción de un Atlético que se quedó seco, sin gracia, sin el único argumento que da lustre a su fútbol: la pegada.

Agüero pelea por un balón con Edu Moya.
Agüero pelea por un balón con Edu Moya.AFP
El Atlético empata a cero contra el Recreativo y reclama un penalti sobre el argentino Maxi Rodríguez.Vídeo: CNN+

Un gol recibido en seis partidos

Durante un tiempo el Atlético era una máquina. De hacer y encajar goles. El colmo llegó en el partido ante el Valladolid, al que derrotó 4-3 en el Calderón en un partido de infarto, en el que se marcaron cuatro goles en ocho minutos y en el que el conjunto de Aguirre se llevó la victoria en el tiempo añadido. Pues bien, desde entonces, desde el 25 de noviembre, el Atlético ha disputado seis partidos en las tres competiciones en las que participa y en los que sólo ha recibido un gol.

El Atlético no ha visto su portería batida en los tres de Liga que siguieron al del Valladolid, ante el Betis (0-2), el Getafe (1-0) y el Recreativo, ayer (0-0), y en los dos de la Copa de la UEFA, frente al Aberdeen (2-0) y el Copenhague (0-2). Curiosamente, el único tanto encajado llegó ante el Granada 74, equipo de Segunda División (1-2). Lo recibió Falcón. La lesión de Leo Franco ha dado la titularidad a Abbiati, que no ha recogido la pelota de la red en los tres últimos partidos.

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