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Columna
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Las bases

Las bases de IU han hablado y ya se sabe que cuando las bases hablan, todo el mundo debe callar. Sólo las organizaciones revolucionarias que pretende subvertir el orden capitalista para emancipar a los desfavorecidos saben lo importante que es consultar a las bases. Las sacrosantas bases se mueven siempre sin consigna ni orden del aparato, en contra de las insidias burguesas y antiimperialistas que mantienen lo contrario. Las bases de IU en Sevilla aprobaron lo que habían acordado la CUT y los críticos, que controlan el aparato de la coalición, enfrentados a la mayoría de las bases de IU en Andalucía que controla el Partido Comunista. Hay quien dice que si se hubiera consumado el primer acuerdo entre el PCA y la CUT otra cosa hubieran decidido las bases, pero eso lo dicen socialdemócratas y antirrevolucionarios.

Al final, a quien llaman líder jornalero pero que en su vida ha usado una hoz, Juan Manuel Sánchez Gordillo, cambió de socio para conseguir lo mismo, ir de número uno al Parlamento andaluz y garantizarse el cargo, quizá para cobrar dos sueldos, como ya hiciera hasta que le pillaron. Las bases son muy sabias e igual quieren premiar los esfuerzos de Sánchez Gordillo en pos de una nueva revolución, bolivariana, castrista y abertzale, aunque no se sabe si también para promover un cambio en la indumentaria masculina de la política con el uso del chándal más allá del gimnasio y el fin de semana.

Las bases, que son muy listas, iban a apoyar a Felipe Alcaraz y al final han apoyado a Martín Recio. No se sabe muy bien qué cosas diferentes representan cada uno, pero lo que sí sabían las bases de antemano era que Sánchez Gordillo iba a ir de número uno al Parlamento andaluz para conseguir la liberación de los jornaleros y los oprimidos de Andalucía, la mayoría con varios subsidios agrícolas en la familia pero pendientes aún de un preclaro líder que los libere del yugo opresor del capitalismo. Las bases han dejado por el camino a Concha Caballero, a Felipe Alcaraz y puede que a Diego Valderas, que las bases son muy suyas. No importa la trayectoria de cada cual, ni siquiera los intereses globales de la organización. No importa la política de alianzas, ni siquiera la pertenencia al Partido Comunista. Es lo que tienen las bases, que nunca se equivocan. Dicen los malvados dirigentes de Izquierda Unida federal que en Andalucía sólo cotizan 1.500 personas, por lo que las bases son ficticias o son raquíticas. Pero son las bases. No hay noticias del resto de presuntos afiliados a IU.

De los 20.000 que tiene declarados en Andalucía se ve que la mayoría están cortitos de dinero para pagar la cuota. Incluso andan un poco perezosos a la hora de poner en el correo el sobre de votación para elegir al candidato a la presidencia del Gobierno, en cuya consulta ha participado una exigua minoría. Pero es que dentro de las bases hay clases. Todos bases, pero parafraseando a Orwell, unos más bases que otros. Se desconoce pues quiénes estaban en Matalascañas, si eran bases pata negra se había colado algún quintacolumnista. Nunca se sabe.

Lo que tampoco se sabe es si el coronel Gaddafi va a tener tiempo para recibir en su jaima a los dirigentes jornaleros, ocupado como está por irse de montería en alguna finca de un terrateniente andaluz, quizá de las que antaño ocupaba el SOC cuando los subsidios agrícolas no habían aburguesado al medio rural andaluz. O en cenar con José María Aznar. Lo cierto es que el líder de la revolución libia ya no es el que era. Según parece, los dirigentes jornaleros andaluces ya no van a por dinero a la Yamahiriya Arabe Popular Socialista, que así se llamaba antes Libia. Quizá el SOC quiera ahora que Gaddafi pague los autobuses para las excursiones revolucionarias a las que, como los viejos del Inserso, se aficionaron las bases del sindicato. A cualquier mente malpensante ajena a las bases se le podría ocurrir que Gaddafi hubiese instalado su jaima en Marinaleda en vez de en el jardín de un hotel de lujo. Pero eso son capitalistas burgueses y traidores.

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