Temores al acecho

Italia ha logrado consolidar el buen desempeño que mostró su economía durante el año 2006. Los datos indican que este curso su producto interior bruto (PIB) podría crecer un 1,8%, una cifra similar a la registrada hace doce meses y que se convirtió en el mejor crecimiento desde el año 2001. No obstante, la apreciación del euro, la deuda pública y las reformas que siguen pendientes han devuelto los temores de ralentización a la tercera economía de la eurozona.

Los últimos datos revelan que el PIB de Italia creció un 0,4% durante el tercer trimestre en comparación con el periodo marzo-junio, una cifra que se sitúa muy por encima del 0,1% alcanzado el segundo trimestre. En términos interanuales esta cifra se eleva un 1,9%, en la línea de las estimaciones del Gobierno, que redujo su previsión de crecimiento en septiembre desde el 2%. La OCDE, por su parte, es algo más optimista y mantiene su pronóstico en un 2,2%.

Italia ha visto caer de manera peligrosa sus niveles exportadores, lastrados por su baja competitividad internacional

El PIB creció un 0,4% en el tercer trimestre respecto al periodo marzo-junio, muy por encima del 0,1% del segundo trimestre

Mejora industrial

Esta mejora se debe principalmente al buen desempeño de la producción industrial. Según los datos de la oficina de estadística local ISTAT, este indicador se contrajo sólo un 0,3% durante octubre, mejorando los pronósticos más optimistas y superando la caída del 1,2% registrada en septiembre. Un dato que, sin embargo, no es suficiente para moderar los temores de ralentización que algunos expertos vaticinan para el cuarto trimestre de este año.

Estos temores tienen un componente externo basado en la presumible desaceleración del conjunto de las economías de la eurozona y de sus motores, Francia y Alemania. La desaceleración de la economía de Estados Unidos, los altos precios del petróleo y un euro extremadamente fuerte para mantener los niveles de crecimiento del comercio exterior europeo son los principales riesgos que ven los economistas. Italia es uno de los países que ha solicitado con más fuerza atenuar la solidez del euro.

El propio primer ministro, Romano Prodi, ha dicho que la fortaleza del euro está presentando "una dura prueba" para los exportadores italianos. Italia es uno de los países que se ha adaptado con mayor lentitud a los intercambios comerciales de la Europa de los 27. Italia ha visto caer de manera peligrosa sus niveles exportadores, lastrados por su baja competitividad internacional frente a los nuevos socios comunitarios provenientes del este del continente.

Recorte de tipos

Por ello, el Ejecutivo italiano es uno de los promotores de una reducción de las tasas de interés en el continente. Para el viceministro de Economía, Vincenzo Visco, el panorama económico de la zona euro es incierto y sería "suicida" para el Banco Central Europeo no recortar las tasas de interés para contrarrestar los riesgos sobre el crecimiento. No obstante, de momento el BCE no ha dado muestras de querer reducir los tipos, a pesar de las constantes peticiones de Italia y también de Francia.

Pero los problemas de Italia también son internos y tienen que ver con el lento avance de sus reformas estructurales. Los analistas coinciden en que se deben realizar esfuerzos para combatir la baja natalidad, la reducida productividad, la escasa inversión en capital humano y la elevada burocracia. Para ello, Prodi ha comenzado un plan de liberalización de sectores productivos, pero sigue pendiente la reforma de las pensiones y cambios en el sistema bancario, que darían el despegue definitivo a una estructura económica más eficiente.