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Reportaje:Decimoquinta jornada de Liga

Llorente, ser o no ser

Los técnicos alaban las grandes condiciones del delantero del Athletic, pero dudan de su carácter

Hay un lugar común con Fernando Llorente (Rincón de Soto, 1985), delantero del Athletic que el pasado domingo dejó un partido soberbio en Valencia (dos goles y un manual impecable de delantero centro): tiene unas cualidades impresionantes que anuncian un gran futbolista. A partir de ahí comienza la controversia, las dudas y la disparidad de opiniones.

En realidad, Llorente ya nació casi como una estrella. "Lo fichamos como alevín y como no podía estar entre nosotros venía sólo a jugar los partidos y se entrenaba en la Rioja" recuerda José Mari Amorrortu, entonces responsable de Lezama, ahora de la cantera del Atlético. "Ya destacaba muchísimo por su físico, por sus condiciones técnicas y porque técnicamente hacía cosas que ni los bajitos hacían". Ya en edad infantil, la familia accedió a su traslado a Bilbao "con una familia amiga" de la mujer de Amorrortu, "porque sus padres querían seguridad absoluta y un entorno lo más parecido al que tenía con sus padres". Y ahí empezó todo.

Todo significa un futbolista polémico, en el que unos tienen depositadas las mejores esperanzas y otros creen que tiene un gravísimo defecto de actitud. Ni siquiera técnicamente San Mamés se pone de acuerdo. Celebró su debut con Ernesto Valverde en la temporada 2004-05 pero recientemente le ha abroncado en el amistoso contra el Milan con el mismo ímpetu con el que seguramente la parroquia le aplaudirá hoy cuando salte al césped de San Mamés.

Más allá de sus condiciones técnicas -"un físico impresionante, rapidez de movimientos, buen juego aéreo y cualidades en el juego con el pie"-, algunos entrenadores que le han tenido a sus órdenes de una u otra manera no coinciden en el diagnóstico. Amorrortu cree que es un goleador "porque siempre ha hecho goles en todas las categorías aunque tiene un estilo, por su configuración física y futbolística, que le hace destacar mucho en lo bueno y en lo malo". Javier Clemente considera que "no sabe el potencial físico que tiene en ese cuerpo y por eso no lo ha aprovechado convenientemente". "Lleva tres años siendo una promesa y eso no puede durar toda la vida", comenta. Txetxu Rojo, santo y seña de San Mamés y futbolista que sufrió la polémica del público como pocos la han vivido en la Catedral, reconoce que "no sabe lo que puede dar de sí".

"Técnicamente", opina Rojo; "es bueno con el balón en los pies, juega bien de espaldas y va bien de cabeza. Es decir, puede ser un buen jugador, pero quizás transmite una falta de carácter que le está lastrando".

Llorente ha participado en 712 partidos con el Athletic, pero su presencia, al principio fulgurante, ha pasado a ser muy testimonial, destronado por Aduriz (un futbolista de otras características) e incluso por Vélez, un chico del filial con más energía que cualidades.

Otra coincidencia: la continuidad con matices. "Está creciendo bien, aunque ha tenido un parón los últimos dos años", recuerda Amorrortu. "Con los jóvenes siempre hay dudas, pero aunque puede delatar una cierta falta de carácter, es un futbolista que merece la pena que se le den más partidos", considera Txetxu Rojo, que teme que su personalidad le impida sobreponerse a los momentos delicados. Clemente considera que se enfrenta al momento culminante de pasar de promesa a realidad: "Tiene que espabilar, vencer sus miedos, imponer su poder físico y leer los partidos con más agilidad". El partido de Valencia, en el que metió dos goles, ha dignificado a Llorente pero no ha resuelto las dudas: a partir de ahora, se enfrenta al ser o no ser.

El Madrid en San Mamés será su primera piedra de toque.

Llorente.
Llorente.EFE

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