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El Celta asume su deuda millonaria entre acusaciones de corrupción

El dueño del club acusa al anterior gerente de apropiarse de dinero

El lado más feo del fútbol, el de los traspasos sospechosos, las comisiones y el dinero negro, afloró ayer en la junta de accionistas del Celta, convertida en un acalorado altercado entre la anterior junta directiva y los actuales propietarios, encabezados por el presidente del club, Carlos Mouriño. La mayoría accionarial del empresario vigués le permitió sacar adelante sus principales propuestas, pero el cruce de acusaciones entre la vieja guardia y el nuevo orden convirtió la sesión en una noche de los cuchillos largos.

En cuanto se sometió a debate el informe de gestión de las cuentas afloraron los navajazos. La auditoría presentada a la junta de accionistas saca a la luz una deuda neta de 65,4 millones de euros, arrastrada de ejercicios anteriores. La diferencia con el débito conocido se fundamenta en dos capítulos: la provisión de actas de Hacienda, por valor de 18 millones, y la desactivación de jugadores que ya no forman parte de la plantilla, por otros 12. De ahí que Mouriño y su equipo propusieran a la junta una ampliación de capital de 50 millones, que evitaría la disolución de un club en quiebra técnica.

Los anteriores responsables salieron a defenderse. Lo hicieron a través del anterior gerente del club, Sabino López, mientras el anterior presidente, Horacio Gómez- principal socio hasta que vendió a Mouriño sus acciones, en mayo de 2006-, seguía el debate desde una esquina del auditorio. López atribuyó la afloración de la deuda a un nuevo criterio contable, del que discrepó. Clavó un par de pullas a Mouriño y a su mano derecha, Ricardo Martínez Barros, al recordar que eran miembros del consejo anterior, y por lo tanto "conocedores" de la situación. También dio una explicación a que Catanha y Méndez sigan apareciendo como activos del club: fueron cedidos, no traspasados. Y terminó afeando al nuevo consejo que "tire porquería" encima de los anteriores gestores.

Pero el grueso de la porquería estaba por llegar. Carlos Mouriño tomó el micrófono para acusar a Sabino López de llevarse 100.000 euros de la caja del Celta. "Probablemente no le demande, porque si eso acarrease una investigación, tal vez nuestra deuda no sea de 65 millones, sino de 100 o 120", acusó. Y añadió: "Porque usted sabe cómo se cobraba y cómo se hacían pagos, Sabino, ha sido usted director de un equipo que ha hecho cosas muy feas". Mouriño informó de que, la semana pasada, el Celta remitió un burofax al ex gerente para reclamarle los 100.000 euros.

Sabino López, en medio de las increpaciones entre los asistentes, retó al presidente: "Vayamos los dos juntos a la fiscalía". El debate tomó tal cariz que el notario amenazó con abandonar la sesión. Mouriño impuso su mayoría accionarial. Su 40%, sumado al 5% de Barros, reducían al 10,25% el resto del capital representado. La asamblea aprobó el informe de gestión. Al cierre de esta edición, los accionistas aún no habían votado la ampliación de capital.

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