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Reportaje:Entrevista

Patrick Modiano, salvado por la novela

El autor narra en Un pedigrí su caótica vida y sus difíciles afectos de infancia y juventud

Anagrama publica la traducción española de Un pedigree, novela de Patrick Modiano (Boulogne-Billancourt, 1945) aparecida en Francia en 2005. Se trata de un libro especial. Por un lado, habla del mismo mundo en el que transcurren las otras novelas de Modiano, desde La Place de l'Étoile (1968) hasta Dans le café de la jeunesse perdue (2007), mientras que, por otro, es un texto abiertamente autobiográfico, en el que no cabe la menor duda de que el narrador quiere ser, al mismo tiempo, el autor.

"Hablo de cosas dolorosas y de las que quiero liberarme de una vez por todas, de cosas que me son extrañas pero que me han afectado...", explica Modiano con esa extraña mezcla de vehemencia y timidez que le caracteriza. En el fondo, se trata de poner en orden las pistas autobiográficas dispersas en otros relatos, de quitarse de encima la inevitable pregunta sobre su pasado y el cómo éste determina su obra.

"Hablo de cosas dolorosas y de las que quiero liberarme, de cosas que me son extrañas pero que me han afectado"
Modiano es el gran novelista de París de la segunda mitad del siglo XX. Nadie ha descrito la ciudad como él
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Una vida en espera

De muy pocos autores puede decirse que la escritura les ha salvado. De Modiano, sí -y lo explica en Un pedigrí- y es un superviviente. "Mi padre y mi madre vivieron en medio de un caos absoluto. La época y su situación eran muy difíciles. No pertenecían a un mundo preciso, bien estructurado. Para mí fue muy difícil rebelarme contra ellos porque es difícil luchar contra algo que no es sólido, que apenas se sostiene...".

Les ha perdonado, aunque de esa infancia, adolescencia y juventud de hijo no querido le queda ese temor a molestar, a no ser escuchado. Modiano debe ser uno de los hombres más atentos y cuidadosos del mundo, padre de dos hijas a las que sin duda ha evitado el horror que él vivió y que no reconoce como tal. "Hay algo cómico en lo que viví. Encontrarse detenido con el propio padre en el mismo coche de policía y que él intente hacerte pasar por un gamberro cuando sabe que es falso... Hay ahí una situación burlesca".

No les reprocha nada, no les acusa de nada, parece haberlo asumido y perdonado todo pero no cabe la menor duda de que no ha sido fácil. Es una piedad dolorosa. En Un pedigrí, confiesa que se identifica con el perro que tuvo su madre y que se suicidó por no soportar tener que vivir siempre solo. "Sé que hay varias razas de perros capaces de suicidarse".

Su apartamento parisiense, cerca de los jardines del parque de Luxemburgo, retrata al personaje: una gran habitación consagrada a la biblioteca, lectura y escritura; el resto está salpicado de referencias a sus dos hijas -una cantante, la otra cineasta- o a obras que remiten a esos años confusos, ya sean pinturas o grabados de Chagall o Miró, ya sea una decoración que no se preocupa por estar al día.

Modiano es el gran novelista de París de la segunda mitad del siglo XX. Nadie ha descrito la ciudad como él, en especial los años que van de la ocupación alemana hasta la década de los setenta. "Yo soy hijo de ese periodo caótico. La gente que aprendió a vivir de negocios poco claros, del mercado negro, de la compraventa de bienes de titularidad dudosa, todo eso duró hasta principios de los setenta, cuando el asesinato del príncipe de Broglie, un personaje que estaba implicado en un asunto español, Matesa, y que tenía que levantar unos créditos. Son historias de las que nunca se saben todos los entresijos".

Hijo de un hombre de negocios judío y de origen italo-español y de una bailarina neerlandesa, Modiano recorre la geografía parisiense con gran meticulosidad. "La ciudad ha cambiado mucho. Antes Saint Germain, toda la ribera izquierda del Sena, era de una tranquilidad de pequeña ciudad de provincias. ...sabe, yo descubrí lo que podemos llamar el fantástico social o urbano en la orilla derecha, cerca de la plaza Blanche, por toda la zona de Pigalle. Eso me hizo saber de otro tipo de relaciones y personajes". Hoy el barrio donde vive Modiano es uno de los más caros. París ha expulsado hacia la periferia a quienes no son propietarios o no gozan de sueldos extraordinarios. Las pequeñas tiendas, los bares sencillos, todo eso ya no existe. Es Modiano quien conserva la memoria de esa ciudad aún popular que han retratado -de manera amable, sin recovecos oscuros- Doisneau o Ronis. Otro escritor jugó un gran papel en su formación. "Raymond Queneau me conoció por casualidad y fue muy amable. Enseguida se dio cuenta de que yo era un joven que andaba perdido, que iba totalmente desorientado, librado a sí mismo. Le intrigaron mis lecturas, que tuviera un volumen de Léon Bloy. Me invitó a comer a su casa, a ir a verle cuando quisiera. Me ayudaba a resolver problemas de matemáticas y de geometría. Nunca me atreví a decirle que quería ser escritor. Cuando cumplí los 21 le enseñé la primera versión mecanografiada de La Place de l'Étoile y quedó sorprendido de la violencia que contenía el texto".

De su encuentro con Louis Malle para escribir el guión de Lacombe Lucien, el recuerdo es sorprendente: "Louis quería que le ayudase a escribir los diálogos de una historia que tenía que transcurrir en México, en la que los campesinos eran utilizados para combatir la rebelión de los estudiantes de la gran ciudad. Le dije que podíamos transponer la situación a Francia. Al periodo de la ocupación alemana. A la historia de un muchacho al que ingresar en la milicia le permite escapar a su destino de campesino pobre y cojo". Y Malle aceptó de manera que el sangriento Mayo del 68 mexicano de la plaza de las Culturas acabó siendo una turbia y apasionante historia modianesca en la Francia de 1943-1944. Algo que puede resumirse como un buen ejemplo del poder de convicción -y de seducción- de los tímidos. -

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