Eléctrica España
La selección se corona campeona de Europa de fútbol sala maniatando a Italia
La selección española de fútbol sala se proclamó ayer tetracampeona de Europa al superar en la final a la italiana, que naufragó ante la defensa y el juego eléctrico diseñado por José Venancio López, el seleccionador español.
En un ambiente claramente favorable para los españoles, los vigentes campeones europeos y mundiales protegieron a Luis Amado para luego imponer su juego de fantasía en el área rival.
La selección transalpina, llena de jugadores de origen brasileño, asedió el área de Amado en el último minuto de la primera mitad, pero entre el guardameta español y su puntería poco afinada se llegó al descanso con el marcador a favor de España.
El descanso descubrió a la selección de López dominando el ritmo de la final pese a las acometidas del adversario. Italia, dominada en el marcador, se fue a por todas al ataque y descuidó su defensa. Eso, ante España, se paga.
ITALIA 1 ESPAÑA 3
Italia: Feller; Pellegrini, Bertoni, Morgado y Forte -equipo inicial-; Grana, Assis, Fabiano, Bacaro, Foglia y Zanetti.
España: Luis Amado; Álvaro, Kike, Andreu y Marcelo -equipo inicial-; Javi Rodríguez, Daniel, Ortiz, Torras, Eseverri y Borja.
Goles: 0-1. M. 8. Marcelo. 0-2. M. 22. Daniel. 0-3. M. 26. Javi Rodríguez. 1-3. M. 29. Feller.
Árbitros: Antonio Fernandes (Portugal) y Karel Henich (República Checa). Amonestaron a Foglia (m. 5), Andreu (m. 21), Grana (m. 38) y Álvaro (m. 39).
Final del Campeonato de Europa de fútbol sala, disputada en el pabellón Multiusos Gondomar ante 3.800 espectadores.
Javi Rodríguez, el capitán español, no perdonó y amplió la ventaja ante el resignado gesto de los transalpinos, superados por el relampagueante despliegue del ataque español. Nuccorini, el seleccionador italiano, optó por utilizar a Feller como portero-jugador y la táctica le salió bien, pues sorprendió a Amado con un potente disparo que se coló en la portería española. Animados porque la ventaja había disminuido, los italianos acecharon aún más si cabe a la roja y, en esta ocasión, con Grana como portero-jugador. El capitán italiano salvó a su equipo de despedirse anticipadamente del título con una gran parada cuando el banquillo español se preparaba para celebrar el gol y, con él, el título.
Grana volvió a ser protagonista cuando a falta de minuto y medio, y a punto de perder una pelota tras resbalarse, abrazó la pelota y sólo fue sancionado con una tarjeta amarilla. Tras este incidente, el pabellón y el banquillo se decidieron a festejar el cuarto título continental para España, que continúa con su buena racha en las finales contra Italia, un equipo que ya tiene razones para desarrollar un complejo de inferioridad frente al español: ante el mismo rival, los italianos perdieron el partido decisivo del pasado Mundial de Taiwán.
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