"Cinco meses es un plazo razonable para las obras del AVE"
Josep Oriol (Barcelona, 1961) es decano del Colegio de Ingenieros de Caminos en Cataluña. Estudió en Barcelona y trabaja como director general del Puerto de Barcelona.
Pregunta. Usted es decano en Cataluña, pero el colegio ¿es único en toda España?
Respuesta. Sí. Hace 10 años éramos unos 1.000 ingenieros y ahora somos unos 2.200. No vemos ventajas en la independencia. Es mejor la colegiación única, que permite trabajar en cualquier punto de España. Y lo hacemos. Somos una profesión bastante nómada.
P. Una profesión que atrae las miradas por los problemas en las obras públicas.
R. Siempre pasa lo mismo. Nadie habla de los médicos, salvo que cometan un disparate o descubran algo muy importante. Con un puente precioso también se habla de nosotros.
La sensibilidad no es la misma al lado de la obra que a 600 kilómetros
P. ¿Por ejemplo?
R. El de Barrios de Luna (León), de Javier Monterola.
P. La gente recuerda más el hundimiento del túnel del Carmel o los socavones de Bellvitge.
R. El problema de Bellvitge es el corte de Cercanías. A nadie le preocupa si una obra se termina dos meses antes o después. Hablamos de una obra compleja que afecta a un servicio en funcionamiento. La sustitución de trenes por autobuses que se ha implantado se podía haber hecho en agosto. Seguramente influyeron dos cosas: el recuerdo del Carmel y la voluntad de terminar en diciembre. Esto presiona. Todos los ojos estaban sobre la obra. Incluso parecía que había apuestas sobre si se terminaría en el tiempo previsto.
P. Mucho se miraba, pero no se vieron los problemas.
R. La inspección en estos casos es muy complicada. Ahora bien, las obras avisan. Y en este caso, nadie fue capaz de detectar los avisos, o sea, que algún fallo debió de haber.
P. El AVE no llegará a Barcelona en diciembre, ¿qué opina del 9 de marzo?
R. Me cuesta pronunciarme porque no tengo información.
P. El otro día este diario publicó la opinión de seis ingenieros.
P. Lo vi y entiendo que se pronunciaran desde el anonimato. Dicho que no tengo información de primera mano, el plazo que ellos daban, cinco meses, me parece razonable. El sentido común dice que cinco meses es un plazo razonable para esas obras.
P. Los percances provocan desconfianza. ¿Cómo se vive desde la profesión?
R. Es muy preocupante. Hay que recuperar la confianza en la obra pública.
P. Pero las dudas las plantean los técnicos. Los de Adif dicen que se puede hacer un túnel bajo la Sagrada Familia. Los que contrata el templo dicen que no.
R. Yo he visto los informes de Adif y, sobre todo, me fío de quien los ha hecho. Especialmente del estudio geotécnico. La geotécnica es la parte menos precisa, porque prevé el comportamiento del terreno y no es fácil. En el caso de la Sagrada Familia, la técnica utilizada consiste en prescindir del comportamiento del terreno y asegurar que el edificio no se mueva.
P. ¿El ciudadano desconfía más del técnico o del político?
R. De los dos. Nos lo hemos ganado a pulso.
P. ¿Cómo se soluciona?
R. Hay que planificar y pactar. Las obras no las inaugura quien corta la cinta. Pactemos. Sobre todo, las prioridades. Es cierto que llevamos un gran retraso.
P. ¿Dónde?
R. Hace muchos años que no se hace una obra viaria potente. Se lleva años esperando la ampliación de la AP-7. Años. El Cuarto Cinturón ni siquiera ha empezado. El tren convencional está muy atrasado: el desdoblamiento del Maresme, el arreglo de la línea de Puigcerdà. En fin. Se acumula el trabajo.
P. En Madrid también hay obras y no hay tanto problema.
R. El terreno es muy diferente. Si nos preguntaran qué terreno nos gustaría tener, yo diría que el de Madrid. Con todo, eso ayuda, pero no basta. En Londres y París hay terrenos similares al de Barcelona y hacen obras sin problemas. Influye la concentración de poder y de constructoras en Madrid. El control de las obras desde cerca ayuda. En todo. Desde el proyecto hasta la ejecución. La sensibilidad no es la misma si se está al lado de la obra que si se está a 600 kilómetros. Fomento no tiene esa sensibilidad en las obras que se hacen en Cataluña.
P. ¿Qué consejo daría a la ministra y al consejero?
R. Ya se lo he dado: a la ministra le dije que la obra pública necesita tiempo y dinero. Al consejero le pido el consorcio. Hay que conseguir hacer las obras con la dirección desde Cataluña.
P. ¿Por qué no se hace?
R. Nadie quiere perder poder. Pero es necesario. Y se ha hecho: la depuradora del Baix Llobregat la pagó el ministerio y la hizo la Generalitat. El Puerto ya se dirige desde Cataluña. La terminal del aeropuerto la dirige el llamado Plan Barcelona, una expresión colonialista, por cierto. Pero se dirige desde Cataluña, aunque pague AENA. En el caso del AVE, el consorcio caerá como fruta madura.
P. ¿Y a un ciudadano qué le diría?
R. El ciudadano tiene que confiar en los técnicos. Tiene que exigir, pero también confiar. Y, sobre todo, que participe en el proceso de planificación. Pero la gente sólo se mueve cuando ve la excavadora.
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