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Reportaje:'Zapping global' | Irán

Tímidos intentos de modernización

Ángeles Espinosa

Al encender el televisor hay grandes posibilidades de que aparezca un clérigo o una escena de la guerra contra Irak. Así, no es de extrañar que muchos iraníes hayan descartado la televisión estatal como un instrumento de adoctrinamiento y propaganda. Sin embargo, ante la competencia de las cadenas por satélite, la emisora nacional está tratando de modernizar el envoltorio de su mensaje. Aunque el contenido ideológico sigue presente, los iraníes ven absortos telenovelas que se burlan de los defectos de su sociedad o en las que los piadosos ya no son los únicos protagonistas.

A pesar de la prohibición de las antenas parabólicas y de las intermitentes redadas policiales para desmantelarlas, los iraníes son grandes aficionados a los canales vía satélite. Desde mediados de los años noventa, decenas de emisoras (financiadas por el exilio iraní de California) han presentado un verdadero reto a la televisión estatal (IRIB), que hasta esas fechas sólo tenía un canal. Ali Lariyaní, el recientemente cesado negociador nuclear, siendo director general del IRIB inició otras cinco cadenas.

Historias de amor, series policiacas y deportes. A primera vista la cartelera de la televisión iraní no difiere mucho de las cadenas estatales de otros países. Pero esto es la República Islámica y las puritanas normas morales también imperan en las pantallas.

Locutores y periodistas aparecen con la barba de tres días que pusieron en boga los revolucionarios y, por supuesto, sin ese símbolo imperialista que es la corbata. Sus compañeras se cubren con el inevitable maqnaé, una toca similar a la de las monjas que cubre cabello, cuello y hombros.

Además, como no puede haber contacto físico entre actores de distinto sexo, a los protagonistas de las ficciones sólo les cabe expresar sus pasiones con la mirada, y en las películas extranjeras se cortan las escenas de besos o abrazos, sin ninguna consideración por el argumento. "Cuando pasaron Troya, convirtieron a Elena en hija de Menelao".

Tampoco hay musicales en la televisión iraní. De ahí el éxito de esos programas de las cadenas por satélite, donde galanes engominados y chicas ligeras de ropa cantan baladas tradicionales o ponen música moderna a versos de los grandes poetas persas.

Para contrarrestar la tentación hace ya un par de años que el IRIB estrenó Las noches de Barareh, una telenovela que afrontaba la corrupción, las elecciones trucadas o la falta de derechos de las mujeres. En la actualidad, triunfa la poco convencional historia de amor de Meridiano cero, donde un iraní se enamora de una judía francesa durante la II Guerra Mundial.

Y para la próxima temporada se anuncia un serial sobre el sida. Siempre eso sí, salvaguardando los valores morales de la República Islámica.

Presentadora de la televisión estatal iraní, IRIB, que se cubre con el inevitable 'maqnaé', una toca similar a la de las monjas.
Presentadora de la televisión estatal iraní, IRIB, que se cubre con el inevitable 'maqnaé', una toca similar a la de las monjas.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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