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Reportaje:

Abertis, con los pies en el cielo

El Gobierno 'probará' al grupo español antes de permitirle tener la mayoría en Hispasat

Abertis tiene ya los dos pies en el mercado de los satélites. Tras haber comprado el 32% de la francesa Eutelsat en diciembre de 2006, acaba ahora de adquirir al BBVA y a la antigua Auna el 28% de Hispasat, una pieza largamente codiciada por el grupo que controlan La Caixa y ACS. La operación -pendiente de la aprobación del Consejo de Ministros- supone un desembolso de 199 millones de euros. Ambas participaciones en el mercado de los satélites permiten a Abertis "influir en la gestión" de Hispasat y Eutelsat, explica el grupo de infraestructuras con sede en Barcelona. Pero Abertis no tiene intención de integrar los dos operadores en una sola empresa. No habrá fusión, por ahí no van los tiros.

Abertis excluye una fusión entre Hispasat y Eutelsat. Sí propugna una mayor colaboración industrial para explotar sinergias

Mantener la independencia de Hispasat frente a su competidor francés Eutelsat, con el que las relaciones y prioridades estratégicas han chirriado, es uno de los guiños de Abertis para intentar superar las reticencias gubernamentales a la operación. El Estado está representado en Hispasat a través de las participaciones accionariales del CDTI (1,85%), del INTA (16,42%) y de la SEPI (7,41%). Y las distintas sensibilidades en el seno del Gobierno sobre la conveniencia de que Abertis pase a controlar Hispasat siguen ahí. Industria prima la existencia de un socio estratégico que ayude a desarrollar la compañía y Defensa pone de relieve los intereses estratégicos de España por lo que respecta a las comunicaciones militares, que encarna Hisdesat, filial de Hispasat proveedora para fines militares y comunicaciones gubernamentales.

"No se prevén problemas para que el Consejo de Ministros apruebe la compra de participaciones anunciada por Abertis, pero otra cosa sería que ésta fuera más allá y llegara a controlar más del 50%", apuntan fuentes del Gobierno, en alusión a la posibilidad de que el grupo de infraestructuras se haga además con las participaciones adicionales de Telefónica y EADS-Casa. La compra de ambos paquetes, del 13,23% y del 5%, respectivamente, también había sido negociada por Abertis. "Hay que estudiar a fondo las implicaciones que tendría el control de la mayoría de Hispasat por parte de un socio privado", añaden.

Hispasat no ha sido una balsa de aceite en los últimos años. El Gobierno tenía ante sí una encrucijada ante el futuro del operador, esencial para las comunicaciones del Ministerio de Defensa y para las relaciones comerciales entre España y Latinoamérica. La actual presidenta, Petra Mateos, impulsó una oferta pública de venta del grupo para dar salida a los accionistas privados (BBVA, la antigua Auna -ahora Ensafeca-, y también Telefónica y EADS). Los socios aprobaron por abrumadora mayoría la salida a Bolsa el pasado junio. El 72,4% del capital votó a favor y sólo Eutelsat se abstuvo.

El Ejecutivo jugó entonces a dos bandas: dio luz verde al salto al parqué, pero nunca cerró la puerta a la posible entrada de Abertis en el accionariado. Abertis garantizaba la españolidad del grupo -amenazada por las pretensiones de Eutelsat de tomar una participación mayor- y era bien vista por los accionistas privados, deseosos de hacer caja cuanto antes. El veredicto llegó la semana pasada.

Pero una vez dentro, Abertis quiere más. El grupo que preside el también presidente de La Caixa, Isidre Fainé, no renuncia a adquirir las participaciones de Telefónica (13,2%) y EADS (5%). No lo tiene fácil: el Gobierno ha cerrado la puerta por el momento a esa posibilidad. Al menos hasta pasadas las elecciones generales. Fuentes de una de estas dos empresas admiten que la venta es ahora "una cuestión política" que escapa a la voluntad de las compañías.

La entrada en Hispasat y la anterior en Eutelsat son fiel reflejo de un cambio sutil en la estrategia de la compañía que dirige Salvador Alemany. Si en el pasado sólo tomaba participaciones que le dieran las riendas de la gestión, desde hace unos meses habla siempre de "influencia" en la gestión. Jamás habla de fusión, "pero sí existe la voluntad de estrechar la colaboración para aprovechar sinergias industriales", dicen fuentes de Abertis. Esa colaboración se traducirá en la negociación conjunta para la compra o puesta en marcha de nuevos satélites y en las onerosas pólizas de seguros asociadas al negocio de las operadoras satelitales. Y con mucha mano izquierda.

El objetivo ahora es hacerse con los cuatro sillones en el Consejo de Administración que dejarán vacantes el BBVA y la vieja Auna. Sobre Petra Mateos, el grupo dice sólo que no está en condiciones de decir "si continúa o no". "No se cuestiona la labor de la presidencia, pero la voluntad manifiesta del primer accionista es influir en la gestión al máximo nivel". En la práctica, Mateos continuará en la presidencia, pero cederá poder: Abertis no descarta colocar a un consejero delegado. Hispasat lo ve "poco probable".

Los primeros cambios a raíz de la entrada de Abertis en Hispasat se verán en la redefinición de los pactos parasociales que regulan las garantías para la defensa nacional que desea el Gobierno, y en las que Abertis se dice conciliadora.

Eutelsat juega ahí un papel protagonista. El grupo francés tenía derecho de tanteo en cualquier compraventa de acciones, que no ha ejercido en beneficio de su primer accionista, Abertis. Pero esa inacción tiene también un coste para Abertis, que rondará los 25 millones. Eutelsat pagó 255 millones de euros por el 27,69% de Hispasat en 2001, con una valoración superior a la que ahora proporciona la operación que da entrada a Abertis. Las negociaciones para finiquitar la operación han durado meses, con la participación activa de la Oficina Económica de Moncloa y de hasta tres ministerios involucrados en Hispasat: Defensa (que se ha asegurado la independencia de Hisdesat, el negocio militar de los satélites), Economía (por medio de la SEPI) e Industria, que ha dado muestras de ser más partidario de Abertis que de la Bolsa. "En estos meses, el Ejecutivo probará la gestión de Abertis con vistas a otros movimientos accionariales", dicen fuentes empresariales.

La compañía catalana tiene previsto apoyar el plan industrial de crecimiento de Hispasat, muy concentrado en América Latina y en el negocio hispano de Estados Unidos, por un lado, y el mercado español y los negocios relacionados con la banda militar de los satélites, vinculada con las aplicaciones militares. También quiere desarrollar sinergias: "Abertis Telecom tiene una posición sólida en infraestructuras de telecomunicaciones terrestres, y tiene sentido cierta integración vertical con Hispasat", señalan fuentes de la compañía. En otras palabras, "un satélite no deja de ser algo parecido a una antena de telecomunicaciones como las de Torrespaña o Collserola, pero a 36.000 kilómetros de altura".

Despegue del cohete <i>Atlas 2,</i> que lleva un satélite de Hispasat al espacio.
Despegue del cohete Atlas 2, que lleva un satélite de Hispasat al espacio.REUTERS

Italia: 'telecos', sí; autopistas, no

La irrupción en el accionariado de Hispasat es la segunda mayor operación realizada por Abertis este año, tras haber comprado los aeropuertos de su accionista ACS en Latinoamérica por 271 millones de euros. Y se ha producido sin dejar de tener el ojo puesto en la vecina Italia. No sólo (y ya no tanto) por la fusión congelada con la antigua Autostrade, hoy Atlantia. Abertis se dispone a presentar una oferta para hacerse con la red de 18.500 torres de telecomunicaciones de los operadores de telefonía Wind y 3 Italia, un concurso privado en el que la compañía española podría ir acompañada de un socio local. La prensa italiana ha valorado esta operación en unos 2.000 millones de euros.

También en Italia, el grupo acaba de adjudicarse, a través de su filial de aparcamientos Saba, la construcción y la gestión de un complejo de aparcamientos en Roma, en el parque de Villa Borghese, inversión que se eleva a 92,5 millones de euros. La concesión es por 50 años.

Las autopistas italianas, de elevado interés para Abertis, no pintan bien por el consabido nuevo marco regulatorio del sector. El grupo podría decidir en breve romper las negociaciones para eventualmente retomar el proyecto de fusión con Atlantia.

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