El Zaragoza se despierta a tiempo
El Almería empezó cargando. Al minuto, Negredo dejó el balón en el larguero y Ortiz mandó fuera el rechace, a un metro del gol y sin portero. A la ocasión le siguieron dos oportunidades como dos relámpagos, varios amagos y un asalto continuado que dejó al Zaragoza nadando a contracorriente, con Sergio sustituido cuando el partido estaba casi en el calentamiento y sin saber qué hacer contra lo que se le venía encima. No pasó de ahí la cosa por una cuestión de medidas: al Almería le sobra buen juego, le falta remate y le pierde la abundancia de adornos cerca del área. El Zaragoza compartió varios de esos defectos y sobrevivió a su diluvio de ocasiones desperdiciadas gracias a un penalti. Ganó porque se despertó a tiempo.
ALMERÍA 0 - ZARAGOZA 1
Almería: Cobeño; Bruno, Carlos García, Acasiete (Pulido, m. 57), Mané; Melo, Corona (Soriano, m. 71), Juanito, Crusat; Ortiz (Juanma, m. 65) y Negredo. No utilizados: Diego; Uche, Natalio y Cisma.
Zaragoza: César; Diogo, Sergio (Chus Herrero, m. 3), Goni, Paredes; Óscar, Luccin, Zapater, Sergio García (Gabi, m. 81); Diego Milito y Oliveira (D'Alessandro, m. 74). No utilizados: López Vallejo; Gotor, Grande y Valero.
Goles: 0-1. M. 77. Milito, de penalti.
Árbitro: Muñiz Fernández. Amonestó a Sergio García, César, Cobeño, Luccin y Oliveira.
Unas 15.000 personas en el estadio Mediterráneo.
Fue una cuestión de superioridad física. El Zaragoza tiene dos laterales de largo recorrido, un centro del campo en busca de mejores días y una pareja de delanteros que le puede dar un susto a cualquiera. Oliveira tiene velocidad. Milito, remate. Su combinación produjo varias llegadas de mérito y una oportunidad que desbarataron entre el pie de Cobeño, la presión de los centrales y la ansiedad de Milito, que echó a la grada un balón que ya entraba. Fue el resumen del partido, una fiesta llena de fuegos artificiales: tuvo decenas de oportunidades y sólo celebró un gol.
El Almería tuvo mucha culpa en eso. Al equipo de Unai Emery le gustan los partidos pequeños y cortos. Juega en medio campo, con la mayoría de la tropa en terreno contrario y la defensa siempre bordeando el peligro. La fórmula, animada con juego al pie, asegura emociones fuertes: oportunidades mil en la portería rival y vértigo en la defensa propia.
Con ese guión y el buen ánimo del Zaragoza, los dos equipos se citaron en las áreas. Ninguno remató el trabajo. Y un penalti decidió el partido.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.