El legado de Rajoy que olvida el PP
Los populares proclaman a su líder candidato a la presidencia en Valencia
Hoy será un día de apoteosis en el PP. Y Valencia será el epicentro de la misma. En las instalaciones de Feria Valencia está previsto que se concentren esta misma mañana miles de cargos y militantes populares venidos de toda España con un único fin: presentar públicamente al dirigente nacional del PP, Mariano Rajoy, como candidato a la presidencia del Gobierno en las próximas elecciones generales.
Con Rajoy subió la delincuencia, se inició el AVE y se fijó la financiación
Hoy será un día de apoteosis en el PP. Y Valencia será el epicentro de la misma. En las instalaciones de Feria Valencia está previsto que se concentren esta misma mañana miles de cargos y militantes populares venidos de toda España con un único fin: presentar públicamente al dirigente nacional del PP, Mariano Rajoy, como candidato a la presidencia del Gobierno en las próximas elecciones generales.
El acto representa también el éxito de los populares valencianos y de su líder Francisco Camps, que ha mimado, cuidado y protegido la figura de Rajoy en tierras valencianas desde que accedió en 2003 a la presidencia de la Generalitat, primero, y a la dirección regional del PP, después en 2004. No en vano, Rajoy será presentado por la alcaldesa Rita Barberá y Camps.
Desde hace cuatro años, el PP y el Consell han presentado a Mariano Rajoy como una persona próxima a los valencianos y comprometido con sus intereses. Todo ello en contraposición con la figura del presidente del Gobierno, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, al que se ha acusado sistemáticamente de marginar a la Comunidad Valenciana.
La proximidad de Rajoy hacia los valencianos es medida en el seno del PP en base al número de veces que ha visitado su segunda casa -prácticamente una cada dos meses- y en el compromiso de que, si gana las elecciones generales, hará realidad el trasvase del Ebro y atenderá las reivindicaciones que plantea Francisco Camps, que será el primer presidente autonómico en visitarle en el palacio de La Moncloa.
Pero esta imagen de proximidad hacia los valencianos que ofrece Rajoy -que tiene plaza de registrador de la propiedad en Santa Pola y pasó parte de su juventud en Valencia- contrasta con los silencios sobre su gestión gubernamental y su repercusión en la Comunidad Valenciana. Es el legado del que nunca se habla.
En el segundo Gobierno Aznar, Rajoy ocupó de 2000 a febrero de 2001 el Ministerio de Presidencia en sustitución de Francisco Álvarez Cascos. En esa fecha sustituyó a Jaime Mayor Oreja en Interior hasta julio de 2002. Y finalmente, hasta su designación como candidato a la presidencia del Gobierno en verano de 2003, volvió a ocupar el Ministerio de Presidencia, donde se hizo cargo de la crisis del Prestige y ejerció de portavoz en la invasión de Irak.
- Pocas traviesas. Siendo Rajoy miembro del Gobierno de España sólo se llegaron a licitar 76 kilómetros del AVE Madrid-Comunidad Valenciana por un importe de 450 millones de euros. Cifra que representa el 4,3% de la inversión prevista para el AVE, que asciende a 10.500 millones de euros.
- Inversiones contadas. Entre 2001 y 2003, año en que fue designado sucesor de Aznar, el ministerio de Fomento invirtió 183 millones de euros anuales de media en infraestructuras en la Comunidad Valenciana. Cifra que ha aumentado hasta los 530 millones de media anual durante los tres últimos años de Gobierno socialista.
- Más delitos. Durante el periodo en el que Rajoy se encargó de las fuerzas de seguridad del Estado, el número de delitos y la sensación de inseguridad ciudadana disminuyó ligeramente en la provincia de Castellón, pero aumentó en las de Valencia y Alicante, fundamentalmente. La tasa de criminalidad urbana paso de 66 delitos por 1.000 habitantes en 2001 a 72 delitos por 1.000 habitantes en 2002, lo que representó cerca de 20 puntos por encima de la media española, según fuentes policiales.
- Financiación autonómica. El actual modelo de financiación autonómica, aprobado en 2001 en base a una propuesta inicial de Eduardo Zaplana, contó con el apoyo de Rodrigo Rato y Mariano Rajoy. Este sistema impide actualizar con facilidad el padrón de población que se toma como base para repartir el dinero del Estado. Rajoy no se ha pronunciado tan taxativamente como Camps respecto a que se utilice el criterio de población como base del sistema. Un criterio que perjudicaría a autonomías como Castilla y León.
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